domingo, 15 de enero de 2012

Vampiros



El falso documental es un género cinematográfico que lentamente va ganando adeptos. Y es que si se analizan sus premisas, sus reglas de juego y sus códigos más íntimos, la versatilidad que despliega es fantástica. Los realizadores pueden despacharse a gusto y con toda impunidad al acomodar los diálogos a las situaciones definidas, con el objeto de dar soporte a lo que se quiere sostener. Los personajes que supuestamente dan testimonio de veracidad pueden contar con el perfil idóneo que el guionista requiera, a fin de cerrar en la lógica que la imaginería del espectador posea. Además, la voz en off o las placas con información adicional adhieren un marco de poderosa riguridad.

El filme inicia con un texto en pantalla contando que hace unos años se contactó a un equipo de investigación para filmar un documental sobre la comunidad de vampiros de Bélgica, un pedido al que por su extrañeza, fue difícil negarse. Ya en los primeros segundos, el espectador detectará el tono de lo que vendrá más tarde.

El equipo es recibido por el padre de la familia de vampiros, compuesta por su esposa y dos hijos, un joven ingobernable y lleno de impulsos y una adolescente que tiene todos los componentes propios de la edad del conflicto, pero en plan vampiro, es decir, quiere ser humana, no soporta sus colmillos que no paran de crecer, y se viste de rosa, entre otras cosas. Su padre la contempla con un cariño comprensivo propio de quien sabe que esas actitudes cesarán con el tiempo.



Quien haya incurisonado en el cine de esta temática, sabrá que el mundo vampiro está repleto de reglas y códigos que deben cumplirse a rajatabla, so pena de perder la vida incinerado por los rayos del sol. En el filme, se menciona insistemente estos postulados, y se los ve a todos bien preocupados por acatar esta legalidad que los regula. Sin embargo, no dejan de permanecer incluídos en la sociedad europea actual, la cual les brinda abundantemente lo indispensable como para satisfacer sus necesidades básicas. Además, el tema del vampirismo en el cine ya ha atravesado todos los géneros, desde la aventura hasta el drama romántico y el thriller, pasando por el terror clásico y por el cruce con otra sub-raza, como los hombres lobo. El documental falso no ha ahondado demasiado en los chupasangres, y esta realización es una verdadera joya de catálogo.

El idioma inglés utiliza el término mockumentary para definir este género. El prefijo mock significa burla, aunque en rigor, en esta película más que burla lo que apreciamos son las distintas coyunturas por las que atraviesan estas criaturas, su interacción con los humanos que les proveen ciertos insumos básicos, el trato con sus pares, sus diferencias y contradicciones. En este punto tiene fundamental importancia un elemento de este género que es el no control de todo el rodaje, es decir, situaciones aparentemente inesperadas, como discusiones o peleas, que atraviesan la filmación, dando un tinte de realidad indiscutible.



Zelig, El proyecto Blair Witch, REC, Todavía estoy aquí, Actividad paranormal, entre tantas otras, son ejemplos de películas que fueron despachadas al circuito cómo filmes de género, y en realidad siguen al pie de la letra las premisas del documental falso. Entre las series aparece The office como un exponente de este género. Aquí en Bretel recomendamos en su momento el trabajo noruego Cazadores de trolls. http://elbretel.blogspot.com/2011/03/el-cazador-de-trolls.html

Y es que en pleno siglo XXI hasta los vampiros han adquirido costumbres de sus humanos contemporáneos. Se capacitan y forman en escuelas especiales, donde son instruidos de manera adecuada para poder llevar adelante su subsistencia. Les gustas las fiestas, en partículas aquellas en las que hay suficiente comida. Y muchos humanos aceptan con resignación su existencia, preguntándose si no será que su continuidad se debe a que cuentan con fuerte apoyo político.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1500906/