miércoles, 14 de septiembre de 2011

FelizGraciasMasPorfavor



“Estoy harta del optimismo. Es agotador.”

Y si, puede suceder si el discurso pasa por creerse que la vida es un carnaval o que basta con pintarse la cara color esperanza. Pero se puede acceder a una pizca de fe sin sentirse un papanata que busca en constelaciones la forma del ser amado. Se puede ser algo más feliz sin culpa de estar engrosando bolsillos de fábricas de gaseosas o hamburguesas. Es posible disfrutar de una canción romántica sin sentirse un desalmado por como la pasan en Haití. Claro que se puede, al menos por un rato, y la pastilla azul del caso se llama Feliz, Gracias, Más por favor.

Esta película está protagonizada y dirigida por Josh Radnor, quien antes trabajó en cine haciendo comedias y en numerosas series para televisión. Personifica a Sam, un escritor en problemas para pegar su primer guión y encaminar su corazón. La bella Malin Akerman, una actriz canadiense con ascendencia sueca, encarna a Annie, la incondicional amiga de Sam, que sufre de alopecia, una enfermedad que produce la caída del cabello y el bello corporal. La actriz se rasuró las cejas y parte de su rubia cabellera para llevar adelante la actuación, vale el compromiso. Kate Mara es Mississippi, una joven actriz que también trabajó muchísimo en el cine estadounidense. Completan Bram Barouh y Zoe Kazan como Spencer y Mary respectivamente, la pareja de amigos, y el niño Michael Algieri, que carga con el papel de Rasheen, un chico sin hogar que tras un viaje en subterráneo y en medio de la multitud, acaba junto a Sam.



¿Es posible un cine que sin perder la identidad regional y las características particulares de un grupo social, no se exceda en la capa superficial de condimentos y salsas fantasía, que con el afán de sobreexcitar al espectador, lo único que logran es saturar su capacidad para percibir sabores? Hay un especial encauce de los personajes que denuncia que el director observa a las personas, comprende a sus corazones y respeta sus almas. No se trata de una película salida de una máquina escupe productos en una fábrica. Como en todas las comedias del género, las parejas se conocen, amenazan con dejarse y tal vez terminen juntas, pero nunca se ve a nadie que pasa de estar absolutamente deprimido a estar completamente feliz, y ese quizás sea el punto de contacto con el espectador más se emparentado con la gente de a pie. No hay pociones, ni situaciones mágicas que volteen la tortilla y arreglen el mundo, se trata simplemente de ver cómo se puede ser un poco más feliz en medio del torbellino diario de estímulos y presiones.

Claro está que no estamos ante un guión de profundidades insondables, con una densidad dramática importante o con diálogos borgianos. Se trata de una comedia, pasatista, entretenida, naif en algún sentido, pero que amiga al espectador con este tipo de cine. Un espectador que exige que aquellos que aparecen en las pantallas se parezcan ni más ni menos que a personas y no a personajes. Lo mencionado en otras oportunidades en este sitio acerca de las películas de Hong Sang-soo puede aplicarse perfectamente a Feliz, Gracias, Mas Por Favor.



La música encaja como nunca. La relación entre Nueva York y sus músicos es tan estrecha que aún quienes no han visitado la ciudad pueden conocerla por sus producciones musicales. Lou Reed, Simon &Garfunkel, Carly Simon, Billy Joel, Norah Jones, Bob Dylan, por citar algunos, nacieron en la ciudad o bien hicieron grande su carrera allí. En este caso la cantante y compositora Jaymay se luce con un trabajo excelente, que conjuga de maravilla con las imágenes. También aparecen otros artistas como Blind Pilot, The Generationals, The Go y otros.

Se podrá apreciar el aroma típico de las producciones de cine independiente norteamericano, que tanto aire aporta y tan bien le hace al ojo y al estómago. Hasta se podrá prescindir, como en esta nota, de prestar demasiada atención al conflicto o al desenlace, porque esta es una historia que está destinada a ser disfrutada a medida que sucede.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1481572/

martes, 6 de septiembre de 2011

El crimen



Las series no son mi mejor plato. Recuerdo haberla pasado muy bien viendo Galáctica o Millennium hace ya algunos años, pero hoy en día, salvo la inglesa Shameless y la sueca Wallander, (que la voy dosificando porque no quiero acabarla de un tirón), trato de dedicar el tiempo disponible al cine.

En eso aparece un contacto que me recomienda ver la serie norteamericana The killing, pero como conoce algo de mis gustos, hace hicapié en un detalle particular: “Es una remake de una serie danesa…” Así que con rauda presteza fui a por ella, la original, por supuesto, la cual apareció en nuestra bondadosa red en idioma nativo y con subtítulos en español, de moño.

El nombre original en danés es Forbrydelsen (El crimen), y relata la investigación policial llevada a cabo tras el crimen de una adolescente. El formato es de un capítulo por día de investigación, y el total de la historia se compone de dos temporadas de veinte capítulos la primera y diez la segunda.

Sarah Lund (Sofie Gråbøl) es una agente de policía que trabaja en Copenhague, debe mediar sus treinta, está separada y vive con su hijo de edad escolar. Planea irse a vivir a Estocolmo con su novio Bengt (Johan Gry) y parte de los preparativos de la mudanza pueden verse al comienzo de la serie. El crimen de la joven Nana Birk Larsen (Julie Ølgaard), trastocará los planes de Sarah. Además de truculento e impactante, las características del siniestro salpican importantes cuadros del sistema político danés, con lo cual el jefe de la policía que la tiene a cargo le pide a Sarah que posponga su viaje hasta tanto se encamine la investigación.



Mientras tanto, su reemplazo en la fuerza, Jan Meyer (Søren Malling) llega a ocupar el lugar que dejará vacance Sarah. Durante un tiempo compartirán el lugar de trabajo y la investigación, mostrando distintas formas de encarar los procedimientos, pero sin que en ningún momento se vean involucradas cuestiones de género.

Quien tiene un foco especial en la historia es el candidato a alcalde de la ciudad, Troels Hartmann (Lars Mikkelsen). El crimen involucra directamente a personas y lugares vinculados al partido político al que pertenece, y en particular por la trama de la historia, se lo verá en un rol que hará que el espectador tarde en tener claro sus verdaderas intenciones.

Los padres de la víctima son Theis (Bjarne Henriksen) y Pernille (Ann Jørgensen). Es de sumo cuidado el tratamiento que se le da al trauma posterior que sufren ambos tras conocer la noticia del asesinato de su hija. Las actuaciones con memorables, por lo sutil y directo de los gestos.

Se va a escuchar hablar mucho del gobierno, de coaliciones, de aliados y votaciones; en definitiva, de quehacer político, algo que en general no aparece en las series norteamericanas, salvo ocupando un lugar poco decoroso o directamente asociado al delito o la corrupción. Aquí todo se dirime en términos de la política, y están a la vista las mugres y miserias propias de toda burocracia, a no creerse que el cielo existe, por algo una vez se olió a podrido en Dinamarca.



Se trata de una serie adulta, con mucha intriga, pocos tiros, casi nada de persecuciones o sirenas, y mucha presión acumulada, pero fundamentalmente, lo que más hace la diferencia con las producciones de consumo chatarra es la madera actoral y la calidad de las interpretaciones. Se deja ver una sociedad que nos puede parecer lejana en el tratamiento de algunos temas, pero más cercana en lo vinculado a las cosas que le pasan a los agentes de policía, a los funcionarios políticos, y a las personas.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0826760/