domingo, 29 de mayo de 2011

Historias de cocina



El relato se inicia con un formato documental, en el que una voz locuta que en 1944 las amas de casa suecas y los profesores de economía doméstica (si, leyó bien), fundaron el Instituto de Investigación del Hogar (HFI), en cuyo ámbito se realizan experimentos sobre equipamiento y formas de cocina. El objetivo de esta investigación es desarrollar nuevos y mejores productos y favorecer las condiciones de trabajo de las amas de casa. El próximo objeto de estudio está relacionado con los hábitos de cocina de los hombres solteros en Noruega. El film narra ese estudio en particular.

Una larga fila de vehículos hace una pirueta en la carretera al cruzar la frontera de Suecia con Noruega: hay cambio de orientación en las rutas, y los conductores deben respetar el nuevo sentido. Allí dos personas comentan esta diferencia que si bien es formal, entabla una constante a lo largo de la proyección: la relación de cordialidad y a la vez el desafío que siempre existe entre los habitantes de dos países vecinos, que se reconocen en repetidos hábitos pero se buscan superar en cualquier pequeña contienda. Cada automóvil remolca una diminuta casa rodante con el logo del HFI. El resto del paisaje es el blanco monótono de la nieve.

Los pueblo todo está alborotado por la llegada de los investigadores. Más tarde en la sede de municipal, el jefe a cargo presentará a la audiencia los resultados del estudio anterior, el cual arrojó que las amas de casa suecas caminan en un año en su cocina la distancia equivalente a la que existe entre Suecia y Congo. Con la posterior reubicación de los elementos de la cocina, ahora sólo tendrá que hacerlo hasta el norte de Italia. Llega a esta etapa de la investigación el turno de los hombres solteros, y los noruegos de la pequeña ciudad de Landstad son los eleguidos. En cada cocina se instalará un observador del instituto sueco y registrará los hábitos de los hombres solos. Una silla elevada, similar a la que utilizan los árbitros de tenis, y una carpeta de apuntes será lo único con lo que contarán para llevar adelante su trabajo, que carga con el férreo compromiso de mantener una conducta de no intervención en las tareas del hogar y de no interactuar ni hablar con los observados, por tentador que resulte el caso. Vivirán en su propio remolque, que se estacionará junto a cada casa.



A Folke, le ha tocado la casa del viejo Isak, que a último momento se arrepiente de querer participar en el proyecto. Es tosco, huraño, y si bien finalmente cede, ve con desconfianza a ese hombre que lo observa desde lo alto. Folke se empeña en mostrarse amable y sutil, un perfil sueco muy de molde. Lentamente, tanteando a cada paso sus movimientos, ambos personajes irán construyendo un vínculo inesperado para ambos.

Así de sencilla se plantea esta historia, y no requiere de más para convertirse con el transcurrir de los minutos en una excelente película, de lo más sensible y delicada al ojo y a los afectos. Compuesta por numerosos pases de comedia, en algunos casos absurda y en otros costumbrista, transita el drama con dignidad y sin los golpes bajos que por su propia trama se podrían haber presentado. Hay contrastes gratos de ver, el de una sociedad que por un lado necesita estudiar y catalogar cada detalle de la actividad humana, pero por el otro no tiene los reflejos necesarios como para acercar la contención adecuada en el momento preciso, tal vez por exceso de estudio o por defecto de contacto.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0323872

lunes, 16 de mayo de 2011

La hermanita



Martijn se reencuentra (o mejor dicho, va a la búsqueda) de su hermana Daantje, con quien hace años no tiene contacto. La va a buscar, se le aparece en su casa, así de improviso, tras ese tiempo sin verla. Él ahora vive en Londres, ella está Amsterdam. Daantje hace poco se independizó de sus padres, está cumpliendo veinte años, y vive en un departamento de primer piso en una casa compartida. Todo allí tiene el aspecto de primera casa de soltero, muy joven y libre, con amigos que deambulan por el lugar. Hay ambientes separados por una ventana que no tiene hojas, y hay que levantar la pierna para pasar. Es el lugar ideal para que viva una joven que da sus primeros pasos de emancipada. Y parece ser el momento elegido por su hermano para hacer un documental sobre ella.

Martijn es el ojo detrás de la cámara, es a la vez el protagonista masculino y el interlocutor de la audiencia a lo largo de la película. Él se ha empeñado en hacer esta filmación, y todos le hablan a la cámara que tiene al hombro, con lo cual nos hablan directamente a nosotros, y así se verá casi en tiempo real la mayor parte de la historia. Por eso vamos a tener muy poco registro de Martijn en forma de imagen, aunque sí su voz estará presente a lo largo de la historia. Esta particular narrativa imprime un rasgo distintivo a la obra, que en algunos tramos parece un largo casting, con los personajes hablando siempre fijo al lente y mostrando cierca incomodidad por la intimidación de la cámara.



Pero no se trata simplemente de un hermano que se le antoja hacer una docu sobre su hermana. Hay alguna historia oculta, o al menos no bien resuelta, que se arrastra a lo largo de los largos años que han compartido en su casa paterna, entre juegos que en algunos pasajes de la infancia suenan inocentes, y en determinado instante cruzan cierto borde, justo cuando las cerezas se vuelven dulces. El hermano varón es algunos años mayor, y viene en búsqueda de su (dice) hermanita, pero tal vez está intentando alguna otra cosa.

Robert Jan Westdijk es el director holandés que hizo de La hermanita su primer largometraje. Con la bella Kim van Kooten (Daantje, la hermanita) filmó la comedia Phileine pide disculpas en 2003, y en 2010 estrenó el triller De Eetclub, basado en el best seller El club gastronómico, de la escritora Saskia Noort.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0115067