lunes, 28 de diciembre de 2009

Sed




Con Sed (Bakjwi) vuelve el mejor Park Chang-Wook. Los que los seguimos desde siempre, disfrutamos su cine. En su anterior trabajo, Soy un cyborg (2006), experimenté por primera vez cierta desilución; tal vez el hilo conductor no fue lo sólido que esperaba, o la sensación de sorpresa constante que acompañaba cada estreno no fue tal. En Sed, el director coreano vuelca un vertiginoso despliegue de sensaciones en cada escena.

Vuelve a aparecer el fino humor negro; no se trata de una película más de vampiros, ahora tan de moda y fomentados por el mercadeo para adolescentes. El personaje en cuestión no calza colmillos, sino sotana, broma irónica que nos arranca una mueca algo incómoda ya desde el inicio del film. Para darle más lujo al celuloide, el papel corrió a cargo del gran Song Kang-Ho, quien ya trabajó para Park en Lady Vengeance (2005), Sympathy por Mr. Vengeance (2002) (ambas de la trilogía de la venganza junto a OldBoy, del 2003) y Zona de riesgo (2000) El actor coreano es una de las estrellas de su país, ganador tres veces del premio a mejor actor de la industria del cine asiático (The Host, Secret Sunshine y The Good, the Bad, the Weird) Su rostro y su carga gestual lo asume como un hombre que siempre parece bueno, desafortunado o como menos muy sufrido. Aquí otra vez la angustia vuelve a acompañarlo, y deberá sortear uno a uno los obstáculos que le impone su doble rol de sanador y chupsangre.




Todos aquellos clichés propios del cine de vampiros en Sed son recreados y tratados con una nueva mirada: el cura se debate entre su misión sacerdotal y su incontenible deseo pecaminoso. Quiere buscarle la vuelta, sabe que necesita de sangre, pero no quiere incurrir en todo lo que ya conocemos que hacen estas criaturas. Para colmo de males, su condición muerto viviente le proviene accidentalmente, como una especie de contagio mientras atiende enfermos con la mayor abnegación. Como todos los anteriores del cine, este vampiro sufre y se castiga, pero de forma diferente; lo mismo sucede con el amor y el sexo, que tras años de castidad religiosa, le brota de forma irresistible, a la vez que la culpa. Conserva sus condiciones y ritos, pero los dota de un nuevo ingrediente: esta vez la sangre con la que comulga no es la de Cristo.

La belleza y la bizarría se combinan armónica y maravillosamente. Allí cuando estamos terminando de digerir una imagen que en otro contexto podría desagradar o resultar impresionable, pero en este cuadro se compone de manera llevadera, irrumpe el gag, el humor imprevisto, o la tragedia más mundana. Los diálogos, el guión, la música, todo articula de un modo fantástico, al punto de no percibir las dos horas y cuarto de duración. Párrafo aparte para Kim Ok-Bin, la bella actriz que interpreta a Tae-ju, quien experimenta un cambio de fisonómico magistral con el correr del film.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0762073/

lunes, 16 de noviembre de 2009

Los límites del control





Hay una frase, un punto de partida al comienzo de la historia. Después sucederá como en el juego del dominó, que las fichas se van coincidiendo para dejar lugar cada vez a una nueva incertidumbre.

A Jim Jarmusch le gusta filmar personajes que se manejan mejor por los bordes que por el calmo centro de la superficie. Desde Extraños en el paraíso hasta esta última Los límites del control, sus héroes brillaron por debajo en vez de destacarse por encima. El perdedor de turno en este caso es un hombre solitario y sombrío, de cuyo duro rostro apenas vemos caerle algún gesto en todo lo que va de la película. Interpretado por el marfileño Isaach De Bankolé, (quién también trabajó para Jarmusch en Café y cigarrillos), este hombre aparece en medio del film con unas pocas rutinas a cuestas que logran definirlo: el riguroso tai chi y el puntual pedido de un par de tazas de café expreso en cada bar que se detiene.

El personaje (parco, solitario, ni nombre tiene en la película) recibe indicaciones todo el tiempo. Cajas de fósforos mediante, se irá contactando con sujetos exóticos, extravagantes; el verdadero desfile del reparto de Jarmusch está puesto en estas escenas. Las presencias de Tilda Swinton, Youki Kudoh, John Hurt, Luis Tosar, Gael García Bernal, Bill Murray (siguen las firmas), son acompañadas por parlamentos que cimientan cierto sostén ideológico a lo largo del film, a la vez que nos permiten ese momento en el que se percibe que el actor es dueño total de su escena (cuenta Jarmusch que estas escenas no fueron ensayadas previamente)

La música juega un papel importante en la película, como en toda obra del director. Y habiendo sido rodada en España, hay lugar para el flamenco y el cante jondo; un afiche de promoción tiene a nuestro personaje caminando con un estuche de guitarra en la mano, y mucho de lo que nos hace vibrar de este instrumento será protagonista de la escena final del film.

Y cuando llega el final de la película es que descubrimos, que tras tantos misterios no hay otra cosa que una sencilla historia impecablemente contada. Para nada poco, excelente mérito si los hay, si repensamos el objetivo mismo del cine, que con el correr del tiempo puso más fuerza en el decorado que en la sustancia.


Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1135092/

lunes, 28 de septiembre de 2009

Julia




Julia es una realización del director francés Erik Zonca (recomiendo La vida soñada de los ángeles), filmada en 2008 y situada parte en Los Angeles, EEUU y Tijuana, Mexico.

Julia (interpretada por Tilda Swinton) es una mujer atravesando sus cuarentas. Su vida, tal como se la presenta en los primeros minutos de la película, transcurre entre bares, fiestas y borracheras, despertando en forma alternada en camas ajenas, y con problemas económicos y depresivos que aparecen cuando el sol desnuda el malestar propio de la resaca. Un muy reducido grupo de amigotes que alguna vez fueron parejas ocasionales o vaya saber que, intenta contenerla cálida y afectuosamente, a la vez que la incita a dar por finalizada esta etapa de su vida, justo en el momento en que los años comienzan a transformar en patético lo que alguna vez fue divertido.

Julia no escucha, o trata de hacerlo, pero su pulsión es más poderosa que su voluntad. Cuando llega la noche, se enfunda en un vestido llamativo, se arregla el pelo y el maquillaje, y se vuelve a mostrar en su mejor papel, para así recomenzar el ciclo. En un intento por escapar de la espiral descendente, concurre a las reuniones de Alcohólicos Anónimos, dónde conocerá a Elena (Kate del Castillo), una mujer que padece importantes problemas psiquiátricos, y que ha perdido a su hijo en manos de su suegro millonario, quien lo tiene en custodia.

La desesperación de Elena por recuperar a su hijo tiene los límites de su locura. Elabora un plan descabellado, casi imposible, y le pide ayuda a Julia para llevarlo a cabo, ofreciéndole una enorme suma de dinero a cambio. Julia, indefensa moralmente, vulnerable por dónde se la mire, encontrará la posibilidad de hacer un buen negocio quedándose con el dinero y dejando a la desquiciada Elena reclamando por molinos de viento.




Así como sólo un nombre alcanza para dar título a la película, una actriz del tamaño de Tilda Swinton es suficiente como para hacer brillar a cualquier director de cine. La británica, a esta altura una artista absolutamente todo terreno, compone un papel que le llega a uno hasta los huesos. Se muestra deslumbrante en la noche, entre las copas y la música, y se la deja ver acabada tras la borrachera, con el maquillaje corrido y la ropa fuera de lugar. Actriz sin límites, no duda en enseñar su cuerpo de la manera mas corriente, allí dónde cualquier actriz madura tendría reparos por las normales marcas del paso del tiempo. Ya lo demostró en Zona de guerra (1999), el excelente debut como director de Tim Roth, cuando protagoniza a una mujer embarazada; tras el nacimiento, y ella aparece sin ropas con su bebé recién nacido, mostrando las marcas en su cuerpo de un post parto verdadero, ya que al momento de la filmación acababa de dar a luz a mellizos hacía apenas cuatro meses.

El film sorprende, muta, cambia, como lo hace Julia a lo largo de los devenires de la historia, que le impone distintos roles que hubiera jurado nunca ejercer. Julia, como Tilda, es un verdadero camaleón que se sabe adaptar a las más duras exigencias que le impone el destino de esta historia, y de las que sale caminando como puede: Julia, a los tumbos, con o sin alcohol encima. Tilda, brillante y conmovedora como siempre.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0903627

martes, 15 de septiembre de 2009

World Trade Center




Para mucha gente, la realidad no sucede hasta que no la refleja el cine. Quienes ya no saben diferenciar lo verdadero de lo ficcional, se sorprenden ante la verificación de que un film está "basado en hechos reales", o por el contrario, se preguntan si una historia particular es una recreación de un hecho auténtico, o es sólo el fruto de la imaginación de alguien.

Como ya se habrá dicho hasta el hartazgo, lo sucedido con las torres gemelas en 2001 superó cualquier ficción. Mi afición al cine me condicionó de una manera tal que empecé a observar la realidad de una forma diferente, y (como muchos otros seguramente), no puedo evitar, ante una noticia de cierto nivel de impacto, preguntarme cuánto tardará en ser llevada al cine, y de que forma. En el caso de las torres, y una vez superado el estupor inicial, recuerdo haber imaginado decenas de fotos de lo que suponía que iba a ser la película de ficción de esta realidad; conociendo la interpretación y utilización que se suele darle al cine en los Estados Unidos, imaginé desde las pelis más panfletarias, hasta las de mayor nivel de golpe bajo, a la vez que no terminaba de cerrar cómo debería ser la forma más equilibrada de hacer esta película, si es que existe alguna.

Saber que Oliver Stone sería el encargado de realizar la película sobre el 11 de septiembre (casi al mismo tiempo apareció United 93, pero con otro enfoque del suceso) fue de alguna forma una noticia auspiciosa, ya que el director garantizaba un importante porcentaje de carga crítica en el film. Por su historial, por lo que hemos visto anteriormente de su obra, se sabe que Stone no usa la bandera norteamericana en sus películas solamente para deducir impuestos; de una forma u otra, siempre aparece una crítica al funcionamiento interno del imperio e importantes observaciones acerca de cómo se hicieron las cosas que son por demás interesantes. Es un director que no teme manchar el bronce de los próceres de su pueblo, y tampoco se encolumna en la línea de los críticos gratuitos en busca de fama efímera: su trabajo es meticuloso, documentado, casi detectivesco.

En la película World Trade Center decidió encarar el film por el lado más obvio (si se quiere), pero a la vez mas novedoso que pudo dar Hollywood: el de los bomberos. Y es que los verdaderos héroes de la jornada esta vez no son ni los generales, ni el presidente de los EEUU (se muestra la noticia de Bush huyendo a ponerse a salvo mientras en su pueblo reina el desconcierto) ni la CIA, ni las organizaciones secretas, ni ningún otro individuo que se precie de su calidad de único. Acá el protagonista es una vez más quienes tuvieron que poner el cuerpo allí cuándo hacía falta: el bombero, el agente de tránsito, el paramédico; por decirlo de alguna manera, los peldaños más bajos de un escalafón que se supone ascendente y evolutivo por mérito de sus propios integrantes.




La película muestra el estupor y la confusión que debió haber reinado en ese momento en el cual todavía se suponía que el avión estrellado contra el edificio se trataba de un accidente; recién aprestados los primeros socorristas a la escena, sucede lo del segundo avión, y vemos como los mismos protagonistas no terminan de entender que es lo que está sucediendo. Yo recuerdo ese día como si fuera hoy: estaba en mi trabajo en Buenos Aires, y las noticias llegaban de a pedazos, uno que estaba escuchando una radio, otro que podía acceder a internet, y no era claro lo que estaba pasando, con lo cual, pude ver a los protagonistas de la película haciéndose casi las mismas preguntas que nosotros en la otra punta del mundo. El mostrar esta confusión tan naturalmente, alejada de la certeza de los investigadores de ficción del cine norteamericano, es un acierto del film: no suelo identificarme mucho con los personajes de este tipo de cine, y que lo haya hecho en parte para mi es una buena prueba de ello.

Nicolas Cage interpreta al jefe de un escuadrón de bomberos de la guarda portuaria, simplemente eso. Se lo ve un hombre común, no es un superhéroe, y su patrulla está conformada por personas como él, ninguna tropa de elite. Se lo ve sobrio, cercano a su gente, muy identificado con un trabajo que no lidia con la resolución de casos complejos o especiales: es un bombero de guardia, simplemente eso. Y tan simplemente eso como lo son los pares con los que trata a lo largo de su tarea ese día: oficiales de tránsito, guardias de seguridad, paramédicos, enfermeros. Stone se encargó de dejar de lado cualquier signo de superioridad militar o policial en el centro de la acción, y ello constituye el objetivo de su película, que es el de homenajear a esa gente que no suele salir habitualmente en las películas y sin embargo está todos los días allí haciendo su trabajo. Y este aislamiento llega a un nivel tal, que la presencia de un marine que sólo puede pronunciar frases sentenciosas resalta con el resto del elenco de forma notable.

Si piensas ver el film, deberías saltearte hasta el final del texto, porque voy a contar algunas partes del final (eso que ahora dicen spoiler, arruinar en español). Un resumen de todo lo anteriormente dicho lo constituye la escena final de la película. Cuando finalmente el personaje de Nicolas Cage es rescatado de los escombros con el último hilo de vida, se ve como es llevado en una camilla por sus mismos pares, aquellos que visten sus mismos uniformes, y que por las circunstancias en que se encontraba atrapado, debieron batallar durante horas para sacarlo. Y mientras es transportado por la larga cadena de brazos por sobre los escombros, vemos cómo él agradece uno a uno a cada uno que porta su camilla, con las pocas fuerzas que le quedan, pero en un gesto que representa un concepto claro de adónde quiere llegar la película y a quienes pretende rendir tributo.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0469641/

miércoles, 26 de agosto de 2009

La ola




Hay mucho para ver, pero mucho más aún para leer en La ola, la película del director alemán Dennis Gansel. En el sentido estrictamente cinematográfico, la obra es de un ritmo atrapante, bien filmada, y con un guión redondo, sostenido en el libro que Todd Strasser escribió bajo el pseudoónimo de Morton Rhue, y que relata la experiencia llevada a cabo en 1967 en una escuela secundaria de California.

En dicho experimento, el profesor de historia Ron Jones intentó explicar de un modo práctico cómo fue posible que los ciudadanos alemanes no sólo no hicieron nada para evitar el ascenso del régimen nazi al poder, sino que más bien lo promovieron. Para esto, fue manipulando el pensamiento de los jóvenes, introduciendo cambios en principio formales en lo concerniente a la forma de tratarse y comportarse en clase, y posteriormente avanzó en conceptos como el de comunidad organizada y solidaridad con el par. A lo largo de una semana, y sin que (casi) nadie pudiera percibirlo, el grupo se había convertido un una especie de clan cerrado que mostraba ineludibles signos que lo acercaban lentamente al ideario nazi.

¿Cómo sucedió esto? En el film, en la escuela del profesor Wenger (Jürgen Vogel) se realiza un proyecto de ciencias políticas, en el cual cada curso debe manejarse de acuerdo a una forma política determinada. Wenger decide trabajar sobre la Anarquía, pero un profesor de otro curso se le adelanta, y entonces debe optar por otro sistema, la Autocracia. El carisma del maestro hace que muchos alumnos opten por unise a su curso.

Wenger comienza su exposición hablando de la Autocracia, preguntándole a sus alumnos por el significado de esta palabra y sus implicancias. El peso de la historia alemana hace que los jóvenes no tarden en conversar acerca del nazismo, y un breve debate entre ellos instala la pregunta: ¿podría un régimen como el de Hitler volver a instalarse en el poder en la Alemania actual?





Cómo método para encarar el proyecto de la semana, el profesor sugiere una nueva forma de organización de la clase, y siguiendo con los lineamientos de la forma de gobierno en cuestión, surge la necesidad de elegir un líder que los conduzca. Los alumnos coincidieron que el mismo profesor sería el conductor más indicado. Casi inmediatamente decretó cambios en la forma de referirse hacia él, creando un estricto protocolo de permisos para hablar y de formas de dirigirse, ante lo cual, se comenzaron a mostrar los primeros descontentos en el grupo. La crítica no logró sostenerse: Wenger les recordó rápidamente que acababa de ser electo por amplia mayoría y que poseía potestad para tomar las decisiones que creía convenientes.

Con este simple ejemplo se reseña cómo seguirá el resto: La ola es el nombre que ellos mismos se sugieren como grupo, y justamente como una ola los hechos se sucederán de forma que todo pensamiento y reflexión quedará tapado por una vorágine de signos. Ya tienen el nombre, necesitan una vestimenta que los identifique, un logo, un saludo... la idea inicial era formar una comunidad igualitaria y sin altibajos, en dónde el más hábil en una disciplina ayudaba a otro. Para quienes permanecen por fuera del conjunto, el costo de no pertenecer significa poco menos que el aislamiento, y se comienza a ejercer una fuerte presión sobre los jóvenes de la escuela, intentando que formen parte de su mundo y sus consignas, y a la vez, se rechaza y se hace ver a quienes están afuera de lo que ello significa.

Es claramente notable que los adolescentes que conforman el grupo pertenecen a clases burguesas, con (al menos) todas las necesidades básicas satisfechas. Sin embargo, como en todo joven en esa etapa de la vida, prima más la necesidad de pertenecer e identificarse con un grupo que el peso real de una ideología determinada. Sus mayores esfuerzos se centran en cuestiones puramente estéticas: el vestuario, la página de internet, el nombre que los identifique, el saludo. No existe una sola discusión de fondo de hacia dónde dirigirse, tampoco una inclinación o tendencia política determinada ni a un lado ni al otro, (lo cual en un punto considero un acierto de la película, porque demuestra que a este tipo de extremos es posible llegar desde cualquier sitio del espectro político) pero a la vez da elementos claves para entender que la hoquedad de ideas y fundamento facilita la caída en lugares indeseables. También se ve como el docente, en un principio dominador de la situación, con el paso de los días va perdiendo centro y su perspectiva se aleja al punto que no puede ser capaz de vislumbrar la verdadera ola que se viene.

Una buena película para acompañar a los más jóvenes, para refrescar a los desmemoriados y hacer concientizar a los disconformes de todo.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1063669/

sábado, 22 de agosto de 2009

Una historia de amor sueca




Primer largometraje del director sueco Roy Andersson, realizado en 1970, que cuenta el mundo contemporáneo de su país visto desde los ojos de los jóvenes de aquel entonces. Más que jóvenes, en realidad, casi púberes muchos de ellos, que comienzan a transitar el camino de los primeros impulsos hormonales, en una sociedad que parece debatirse entre el desprejuicio y la insatisfacción conservadora.

Pär es un joven de 15 años, y con sus amigos salen en sus motocicletas a presumir frente a las chicas de su edad, entre las que se encuentra Annika, que tiene 14. Se conocen del barrio, se cruzan seguido en las actividades de sus padres, se miran, dialogan en secreto con sus respectivos amigos... en fin, hacen todo aquello que es patrimonio del mundo de los adolescentes. Todos jóvenes bellísimos, muy rubios, muy pulcros y sin ningún rastro de carencias económicas.

Las familias de ambos chicos muestran en cambio serias grietas en su constitución, representan un modelo de adulto burgués que todo lo tiene pero a la vez todo le falta. Hay severas carencias afectivas entre sus padres. La tía de Annika, muy cercana a ella y con quien comparten largas charlas, es una mujer que no puede rehacer su vida tras una separación conflictiva. Los padres de Annika muestran una relación distante: el hombre de la casa es la quintaesencia de la frustración, y se queja de casi todo lo que sucede en este mundo; su esposa soporta como puede con vergüenza el marido que ha elegido. La situación en la casa de Pär no es mucho más diferente.





Juntos comienzan una relación contada desde su óptica, sus conflictos y sus angustias. La película es un clásico melodrama de jovencitos, pero con el detalle que los adultos parecen ser esta vez los incomprendidos, y quienes cargan con los gestos y las acciones más incomprensibles y contradictoriamente, menos maduras. En este contexto, las situaciones que les toca vivir a los más jóvenes, parecen ser las más espontáneas e inocentes.

La delicada belleza con que Andersson registra los gestos de los chicos, la música justa y precisa que no invade la escena, y los diálogos hechos a medida de quienes deben llevarlos a cabo, hacen de esta película una bellísima muestra de sutileza y un claro ejemplo de que cuando las imágenes tienen una fuerza tan poderosa, no es necesario utilizar más maquillaje encima.

La escena final, con el desenlace de lo que fue una cena para celebrar el encuentro entre ambas familias, muestra lo que más tarde sería una marca de fábrica del cine de Roy Andersson: su especial talento para la utilización del ridículo, como hemos visto en Canciones del segundo piso y Du Levande.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0065955/

sábado, 1 de agosto de 2009

El niño pez




La última realización de Lucia Puenzo trata la historia de Lala, una jóven hija de un juez y componente de una familia de buen pasar económico de la Argentina. El personaje está encarnado por Inés Efron, lejana pariente de la mítica Paloma Efron, mas conocida como Blackie, periodista, cantante y directora de TV y teatro fallecida hace más de tres décadas. Esta promesa del cine argentino ha transitado desde sus inicios casi en su totalidad papeles difíciles, por intentar un adjetivo. En XXY (2007) hizo de hermafrodita, en El nido vacío (2008) era la hija adolescente del matrimonio protagónico, en La mujer sin cabeza (2008) era la sobrina lesbiana de Verónica, la actriz principal, y en esta obra se mete en la piel de una muchacha lesbiana y con una fuerte carga de conflicto proveniente del seno familiar.

La película abre con La Guayi (Mariana Vitalle, Emme) desunda boca abajo en una cama, con un hombre amacándose acompasamente sobre ella. Luego se viste, sale del lugar que parece ser un vagón de ferrocarril detenido en una playa de maniobras, cruza un descampado y emprende un viaje en tren. En el camino recoge un cachorro de perro que estaba abandonado en una bolsa de residuos.

Y allí comienza una historia que está contada alternadamente en dos espacios de tiempos diferentes, uno que va desde la mitad del film hacia adelante, y la otra que es el resto que completa el relato. El punto de encuentro de ambas historias es el descubrimiento por parte de La Guayi del padre de Lala yaciendo muerto sobre su escritorio. Y también comienza un relato plagado de obviedades y guiños que empalagan hasta el hartazgo. Aparece otro problema recurrente en el cine argentino: el sonido. Hay escenas completas que son casi incompresibles por problemas de audio, y es que está muy fuerte el sonido ambiente, o sencillamente no se entiende lo que dicen los protagonistas. El tono general del film es como menos grave, oscuro, elevando la carga del personaje hasta niveles importantes. Pero las referencias constantes son las que hacen que la obra sea compleja de asimilar como creíble, llegando al punto de soslayar el único punto realmente fantasioso, que es el personaje que da nombre a la película. Para muestra va el siguiente punteo:

· La Guayi es la sirvienta de la casa de Lala (mi hijo me reta cuando digo sirvienta, me aclara que se debe decir "empleada doméstica") Le dicen Guayi por que es (claro) paraguaya, y además de los quehaceres domésticos, se encarga de atender sexualmente al dueño de casa (el Juez), quien la conoce desde que llegó a la casa hace años y dice que la quiere casi como una hija.
· La Guayi en realidad quiere ser cantante (Vitale es cantante profesional, esta es su primera incursión en el cine) Dice le gustaría cantar en guaraní (porque es paraguaya), y hasta ensaya un breve pasaje a capella en una escena.
· El papá de La Guayi es Sócrates, que es paraguayo, y es interpretado por el actor Arnaldo André (que también lo es). Cuenta el film que en su juventud, Sócrates era galán de telenovelas (cómo lo fue el actor durante más de 20 años en la televisión argentina)
· Lala y La Guayi están de novias, y están juntando dinero para escaparse a Paraguay. Lo guardan en una caja de un video de "Alicia en el país de las Maravillas"
· En un tramo de la película La Guayi le muestra a Lala el ómbibus que las llevará a la frontera con el Paraguay, un micro que dice "Transportes del Paraguay"
· A pesar de que se realice con cuadros y joyas robadas, el cruce de la frontera entre ambos países es poco menos complicado que la cola del domingo en la fábrica de pastas.





Podría seguir, pero sería ensañarme. Que de haber nacido en el país guaraní, seguramente esta película me hubiera molestado bastante por los estereotipos, estirados y llevados hasta el hartazgo para contar una historia que amagó con ser fantasiosa y terminó como un policial. Si me asombró una escena que transcurre en una cárcel de mujeres, y apenas comenzada, me preparé para ver todo el catálogo propio de ese tipo de películas (duchas, peleas, violaciones, etc), pero no, ahí parece que primó cierto prejuicio por parte de la dirección y no se vio nada de eso. Que el personaje de La Guayi es de lo más sumiso, componiendo una mujer que es usada por el que se le ponga delante, y además (tal vez lo peor), aceptando este destino como un hecho inexorable en el tránsito que le tocó hacer por la vida, constituye un cuadro poco amigable y para nada reivindicatorio del papel del inmigrante en estos suelos. Y sin caer en un moralismo puritano, haciendo el máximo esfuerzo por saltear estos detalles, el film no ahonda en el único punto que podría haberlo hecho brillar, que es el elemento fantástico antes mencionado del niño-pez en una tierra como la guaraní, pletórica de leyendas fascinantes.

Si XXY era una kermese de metáforas que rondaban la complejísima sexualidad de la protagonista, El niño pez intenta acercarse a la tierra, pero termina embarrada en sus propios preconceptos.


Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1235842/

jueves, 25 de junio de 2009

Tren nocturno




En la película Tren Nocturno aparece un señor de aspecto muy misterioso que muere al poco de abordar el tren en cuestión. Los sorprendidos pasajeros que están con él en el vagón, revisan sus pertenencias, con la idea de buscar alguna identificación o algo, y entre sus cosas encuentran una cajita de madera muy extraña, de aspecto algo así como piramidal, sin tapa o forma de abrirse, pero con unas hendijas a modo de respiración que permiten espiar que es lo que hay adentro. Y al mirar es cuando se arma el nudo central de la película: todos se quieren quedar con lo que hay ahí dentro, aunque no va a ser fácil para nosotros saber que es lo que hay dentro.

El tren viaja principalmente de noche, hay mucha nieve y también hace mucho frío, como en todas las películas del género misterio-noche-tren-andando (aunque se nota bastante la mano digital en varias tomas), hay alguna que otra escena donde estamos ahí colgados de la puerta y casi nos caemos, pero lo que sucede con el pasar de los minutos de rodaje, lenta e inexorablemente y casi sin darnos cuenta, es que la película misma se transforma en esa extraña cajita: parece que nos gusta pero no sabemos que estamos mirando. Y pasa al estante de las ya clásicas realizaciones que en realidad no son tales, sino más bien una aparente buena idea sobre la cual trabajar un conflicto, sin pensar cómo más tarde se cierra el rizo. Pareciera que con contar con un buen elemento para armar un litigio, ya se puede empezar a rodar, después vemos como la seguimos, cómo la resolvemos, y si no la resolvemos, no importa. Como film de misterio, se queda corta; como comedia negra, le falta audacia. Y si se trató de darle una onda qualité con la ambientación '60, tal vez buscando que los espectadores vinculen la historia con alguna de Agatha Christie, sería casi una falta de respeto

Lastima ver al amigo Danny Glover haciendo más de él mismo que su personaje. Y no es que conozca personalmente al actor. Lo que pareciera es que el mismo Glover se da cuenta que esta peli no va a caminar, y se lo ve casi desencantado, sin ánimo, preguntándose si tiene sentido seguir trabajando tanto a pesar de su edad. Como cuando aprovecha una parada para hablar con su esposa por teléfono y le dice que se quede tranquila, que ya falta poco para jubilarse y entonces ahí van a poder estar juntos y tranquilos.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1020055

domingo, 21 de junio de 2009

La ciudad triste





La ciudad triste es el film con el cual Hou Hsiao-hsien se alzó en 1989 con el León de oro en Venecia, y relata los acontecimientos del llamado “incidente del 28 de febrero de 1947” en Taiwán, en el que las fuerzas nacionalistas del gobierno entrante masacraron a una multitud que se manifestaba pacíficamente.

Coherente al estilo del director chino, el film detalla en un modo pausado y pulcro los sucesos en un extenso drama a través de la relación de una familia que ve alterada su vida por los avatares de una larga guerra civil primero, la invasión japonesa de la segunda guerra después, y el posterior cambio de gobierno al separarse Taiwán de China en 1949. El film todo constituye un relato que recién pudo llevarse a cabo cuando el gobierno nacionalista levantó la ley marcial y los realizadores pudieron expresar libremente su visión de lo ocurrido.

El trabajo del director es refinado y sus actores se mantienen al tono de los sucesos. Tal vez para quien se encuentre ajeno a la historia del país algunos tramos de la historia pueden resultar confusos, ya que se trata de un trabajo testimonial más que documental, por lo que vale la advertencia para nutrirse del clima necesario para poder disfrutar de este excelente trabajo. A modo de colaboración para quién encuentre interesante esta propuesta (y la recomendación queda reafirmada), acerco una muy sucinta reseña de los hechos a modo de ayudar a enmarcar el relato.

La guerra civil china, que tuvo lugar entre 1927 y 1950, dirime el conflicto entre el Partido Nacionalista Chino, o Kuomingtang (KMT), liderado por Chiang Kai Chek y el Partido Comunista Chino (PCCh), al mando de Mao Tse Tung, Estas facciones que alguna vez fueron parte del mismo grupo, hicieron eclosión en un conflicto interno a partir de la Guerra Chino-Japonesa y la Segunda Guerra Mundial.





A partir de la victoriosa marcha al norte en 1926 de las tropas unificadas, con el objeto de enfrentar a los poderosos ejércitos feudales, y con el prestigio del posterior triunfo a cuestas, Chek aprovechó para desplazar de a los comunistas de su ejército y hacerse del poder de la república. Cabe destacar la intervención de la Unión Soviética en el conflicto, que fue convocada para lograr la victoria militar contra los señores feudales.

Las campañas de Chiang Kai Chek contra los comunistas obtuvieron importantes triunfos militares, pero no lograron que los campesinos se unieran a Mao. En 1934, los comunistas estaban al borde de la derrota, y para escapar de lo que se suponía sería el golpe final, iniciaron una retirada hacia el oeste que alcanzó los 6000 kilómetros, y que sería conocida como la Gran Marcha. En este periplo, el ejército comunista confiscó tierras y armamento de los feudales, lo cual aumentó el prestigio del campesinado y los sectores pobres hacia Mao.

En 1936, presionado por sus generales, Chian Kai Chek se vió obligado a formar un frente común con los comunistas para luchar contra los japoneses que habían invadido Manchuria. Ambos ejércitos decidieron suspender las hostilidades para enfrentar al enemigo común. Esta frágil unión no interrumpió las campañas de uno y otro bando para obtener ventajas territoriales. El fin de la Segunda Guerra Mundial encontraría al bando comunista mejor posicionado ideológico y militarmente, más allá de que los aliados exigieron a los japoneses entregar el país a los nacionalistas, y no a los comunistas. La corrupción en el poder, el caos político y económico, y la creciente inflación, hicieron que las fuerzas de Mao, aún en notoria inferioridad de condiciones numéricas, militares y económicas, se alzaran con el poder en China. Los nacionalistas, junto con refugiados provenientes del mundo de los negocios, huyeron a la isla de Taiwán, la cuál fue proclamada como República de China y se constituyó como el único gobierno legítimo del país. Mao, por su parte, fundó el 1 de octubrede 1949 la República Popular China. Luego vendrían las guerras de Corea y Vietnam, la influencia de los Estados Unidos y la Unión Soviética en el conflicto, agregando un sinnúmero de condimentos al conflicto.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0096908

lunes, 15 de junio de 2009

La casa del ángel





Muchos nos acercamos al cine argentino a partir del movimiento generado en los 90 llamado Nuevo Cine Argentino (NCA), con la aparición de la primera camada de directores salidos de las nuevas escuelas de cine del país, entre los que se encontraban Pablo Trapero, Martín Rejtman, Lucrecia Martel y Adrián Caetano, entre otros. Este movimiento supuso un aire fresco al anquilosado modelo de producción que dominaba las pantallas, con la incorporación de las nuevas tendencias del cine contemporáneo más en boga en Europa y Estados Unidos, pero sin renunciar al muy definido estilo íntimo y personalista de filmar de los argentinos.

Y muchos son los que creen que antes que este nuevo cine arribara, no existía nada bueno para ver en estas latitudes, tal vez porque el mote de “nuevo” cine argentino, de alguna forma tildaba al anterior de vetusto, cargado de un fuerte tufillo a naftalina, y con pocas ideas más allá de la comedia grotesca y costumbrista de baja escala. Investigando y aprendiendo un poco se descubren algunos hitos que la parafernalia mediática algunas veces no deja ver, o sólo recuerda en notas de aniversario.

Leopoldo Torre Nilsson dirigió y produjo cine por más de veinticinco años, y no sólo constituye uno de los realizadores más importantes de la escena argentina, sino que fue un verdadero vanguardista en su época, a la altura de los nombres más importantes del cine internacional. Sus películas, que en aquellos años, competían en el festival de Cannes con Antonioni, Bresson, Bergman y Fellini, marcaron a toda una generación de cineastas, y aún hoy son objeto de placentero análisis.

La casa del ángel data de 1957 y está basada en una novela de la escritora Beatriz Guido, esposa y colaboradora de Torre Nilsson en varios trabajos. Cuenta la historia de una familia argentina en las primeras décadas del siglo XX, épocas en las que el honor se mancillaba fácil y se limpiaba a tiro limpio.





Ana (Elsa Daniel) es una adolescente que vive con sus hermanas en el seno de una familia burguesa donde la marca está puesta en la fuerte represión moral y religiosa. Es de observar que la actriz tenía 21 años cuando filmó esta película, pero pasa bien el papel gracias a la candidez de su rostro y su modo aniñado, del cual hizo su estilo muy propio. El jefe del hogar, el Dr Castro (Guillermo Battaglia), es un afecto a los duelos tan de moda en ese entonces, a la vez que frecuenta, y no con mucho disimulo, burdeles y puticlubes del lugar, a modo de escapar del rígido corsé que impone su esposa (Berga Ortegosa). Ana vive con sus dos hermanas, pero con quien más comparte sus inquietudes de la edad es con su prima Vicenta (hermosísima Bárbara Mujica), quién a su vez aparece como la joven más rebelde en medio de tanto clima de represión. Los juegos, las conversaciones nocturnas, todos los actos en general son vigilados muy de cerca por su madre en busca de cualquier signo de pecado.

La casa de los Castro es frecuentada por políticos de la época, entre los que se encuentra Pablo Aguirre (Lautaro Murúa), un diputado que sigue los pasos vocacionales de su familia. A Aguirre se lo ve contradictorio, idealista y comprometido a veces, y oscuro y misterioso en otras.

Domina el film una enorme pulsión sexual, fundamentalmente en la mirada ingenua pero a la vez inquieta de Ana, que carga con la culpa y el castigo que a través de la religión le apunta su madre, pero no puede evitar el fluir de la sangre dentro suyo. La mención del Apocalipsis opaca cualquier comentario, debe bañarse con ropa, y no cualquier película en el cine o música le es permitida. Un terrible hecho la marcará para siempre, y esa será la razón del relato, que es desarrollado como un recuerdo de atrás hacia adelante.

Los conceptos de vanguardia del cine que Torre Nilsson llevaba a cabo en esos tiempos pueden verse en los encuadres de las tomas, en las escenas de escasa iluminación, en los planos cortos sumamente inquisidores, y en parte, en la adaptación de un guión que supo esquivar la censura de la época, con laterales menciones al aborto y jugadas escenas íntimas, por mencionar algunas.

Textual del director: “Cuando todo el mundo elogia una película hay que desconfiar; cuando todo el mundo crítica a una película hay que desconfiar. Las malas películas cumplen una función social: son irrevocables censos de la imbecibilidad.“

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0050231/

lunes, 1 de junio de 2009

Con ánimo de amar



Con ánimo de amar es un impactante melodrama que transcurre en Honk Kong, Singapur y Camboya, y está situado a lo largo de los años, que van desde 1962 a 1966. Cuenta la historia de la señora Chan (Maggie Cheung) y el señor Chow (Tony Leung Chiu Wai), ambos casados y que conviven como vecinos en una apretada casa que alquila habitaciones. En las primeras escenas, se relata el momento en que ambas parejas coinciden sus respectivas mudanzas al lugar, y alguna confusión por parte del personal de mudanza sirve como excusa para iniciar un tibio diálogo de pasillo.

Con la delicada construcción de relato que nos tiene acostumbrados el director Wong Kar Wai, se comienza a entretejer la historia con sutiles conversaciones que dominarán el argumento central de la película. Existe un fuerte atractivo mutuo entre ambos, que el trato excesivamente respetuoso y educado, sumado al conocimiento de cada uno de sus parejas, no pueden ocultar. Se verán sus vidas, sus prolongados períodos de soledad debido a ausencias de sus parejas, y sus conversaciones y cruces cada vez más comunes, a la vez que inevitables debido a lo comprimido y poco íntimo del ambiente.

Las parejas de La señora Chang y el señor Chow no aparecen, a lo sumo se los escucha hablar con ellos, pero la cámara no los muestra. Y en este detalle no debe verse un capricho del guión, sino una de las claves del mismo.





La musical sonoridad de los monosilábicos nombres de los protagonistas y de los de su entorno, agrega una pincelada a la tela artística que completan el impecable vestuario y la música del film. Los colores, como en todo film de director Wong Kar Wai, son fuertes y rabiosos, pero nunca lastiman el ojo, todo lo contrario, contrastan sutilmente con la suavidad de los diálogos y los gestos.

La película transcurre casi en su totalidad de noche, o en espacios cerrados. Y está bien que así sea, porque es un relato de intenciones más que de certezas, de deseos nada fáciles de expresar, y en ese sentido, el decoro que brinda la oscuridad sirve como un piadoso manto de recato. Las canciones de Nat King Cole en español redondean la definición bellísima del título, nunca mejor elegido para esta historia, y toda una declaración de principios a la vez. Un trabajo en el que el tono de qualité no es una pose impostada, sino todo un estilo de autor.

Se habla de la influencia de Antonioni en lo relativo a la dificultad de comunicación de los personajes, con el agravante de una sociedad conservadora. Ambos cargan con el peso de reconocer que sus respectivas parejas ya no ocupan en sus vidas el mismo lugar que antes, pero a la vez luchan por no cometer sus mismos pecados, esos que el espectador descubrirá con el transcurrir del film.

15 meses de rodaje le llevó al obsesivo director hongkonés completar esta obra, que recogió premios en Cannes como mejor actor y el Gran Premio de la Comisión Superior Técnica, además de San Sebastián y Mar del Plata.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0118694/

lunes, 18 de mayo de 2009

El desierto rojo



Este film de 1964 contiene varias aristas que deben ser consideradas cuidadosamente. En primer lugar, cierra un ciclo que el director italiano Michelángelo Antonioni dedicó a los más profundos sentimientos humanos. Sus antecesoras, El grito (1957) y La noche (1961) ya habían ahondado en temas como el desamor, la falta de comunicación y la alienación, y a partir de abordar estas cuestiones, el director se constituyó en algo así como un pionero en el hecho de tratarlas. Es además la primera película en color filmada por Antonioni, y puede apreciarse como esta nueva técnica es utilizada para destacar ciertas características muy acordes al tono general de la obra.

La trama gira en torno al persona de Giuliana (excepcional Monica Vitti), una mujer de familia burgesa, casada con Ugo (Carlo Chionetti) un ingeniero químico absorbido por su trabajo fabril. Giuliana sufrió un accidente automovilístico por el cual debió ser hospitalizada durante un mes, y ya dada de alta, experimenta sensaciones de abandono y persecución, como así también, una conducta dubitativa y errante. El tercer lado del triángulo lo completa Conrado (Richard Harris), un amigo y compañero de trabajo de Ugo, quien se encuentra en pleno armado de un plan para radicar una fábrica en el sur argentino.

Ugo se muestra desatento y algo desconsiderado con Giuliana; se la presenta a Conrado advirtiéndole que desde el accidente “no razona con claridad”, y que quiere abrir una tienda “no se de que” en los alrededores del lugar. Por su parte, Rávena, la ciudad italiana dónde sucede la acción, se muestra como la consecuencia de una despiadada industrialización: el paisaje es de fábricas contaminantes y ríos apestados por los desechos tóxicos, constituyendo un telón de fondo al ya trágico vacío existencial que siente Giuliana. Ella aparece con una expresión de sufrimiento casi constante, sin ella misma poder determinar de dónde proviene el dolor, preocupándose por exceso por su pequeño hijo y por su propia salud, ante la mirada poca atenta de su marido. Es Conrado, quien desde fuera del universo de la pareja, puede presentir en algo sus padeceres, se muestra atento y busca en ella respuestas que no son fáciles de hallar.





Y se llega así al meollo mismo de la película, aquello que tanto preocupó a Antonioni por ese entonces, que es la insatisfacción en la que desembocó ineludiblemente la clase burgesa de esos años. La bella casa del matrimonio, que tanto desentona con el gris entorno de fábricas y obreros en huelga, da lugar a la gran paradoja del desarrollo que ya por ese tiempo se vislumbraba, en medio de una Italia en pleno crecimiento industrial. Las palabras faltan, hay grandes silencios, y el entorno lo domina todo, y es en los colores en donde se encuentran las más fuertes contradicciones de la situación en la que viven los protagonistas.

No fue piadosa la crítica con El desierto rojo. Se la tildó de pretenciosa, pero fundamentalmente se cuestionó la falta de un conflicto concreto en torno a los protagonistas, y en mi opinión, hubiera sido un ejercicio facilista por parte del director construir uno. Exige un esfuerzo situarse en la trama, tratar de comprender al personaje, e intentar abarcar sus pesadillas, pero quienes consumimos este tipo de cine (afortunadamente) tenemos cierto entrenamiento para estas cosas, con lo cual no dejaremos de disfrutar tanto su proyección, como su posterior elaboración una vez finalizada. A por ella.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0058003/

lunes, 4 de mayo de 2009

Un café en cualquier esquina



No puedo evitar preguntarme, hoy, a principios de mayo de 2009: ¿tardará mucho en llegar al cine la crisis del global del capitalismo que estalló hace unos meses? Teniendo en cuenta el proceso de selección de escenarios, casting de actores, conformación del presupuesto, contratación de guionistas, escenógrafos, iluminadores, músicos, más el interminable etcétera que implica la realización de un film (más si se tiene en cuenta el despliegue de Hollywood), y considerando mediados de septiembre del 2008, como para poner una fecha al estallido, son casi 8 meses. Inevitable analogía con un parto humano, se nos presenta inminente el nacimiento del nuevo hijo de algún estudio de cine en el que se retrate el desastre.

De mucho antes, del 2005, es esta Un café en cualquier esquina, del norteamericano de ascendencia iraní Ramin Bahrani. Esta es su primer película, y obtuvo numerosos premios, fundamentalmente en los circuitos de cine independiente.

Ahmad (Ahmad Razvi) tiene un puesto callejero en Manhattan. Vende café y rosquillas a los transeúntes que de camino a su trabajo hacen un alto para aprovisionarse, sobre todo en las frías mañanas del invierno. Su trato es cálido y bien retribuido, aún cuando las diferencias sociales entre él y sus clientes, en su mayoría elegantes oficinistas y ejecutivos, es notoria. Ahmad recuerda el gusto de sus compradores más frecuentes, y el breve diálogo que puede entablarse mientras prepara el pedido con premura, aplana por un instante las asimetrías.

Ahmad es paquistaní, y se lo ve integrado con su comunidad, partisanos de su tierra que ofician de taxistas, vendedores de diarios y otras tareas reservadas para los inmigrantes. Todos intercambian sus pesares y padecimientos en torno a la dificultad de progresar y mejorar en su condiciones laborares, mensajes que presagian la crisis que ya se está gestando, y que años más tarde estallaría sin piedad en la nación más poderosa de la tierra.





Aparentemente ser paquistaní no es ser árabe en Manhattan. Aún con el recuerdo fresco del 2001, en ningún momento de la película se deja ver comentario o gesto alguno que indique la incomodidad tantas veces vista de algunos norteamericanos ante la proximidad de un turbante o una barba. Por el contrario, se lo ve como un personaje que establece un punto de encuentro y reparo en la ajetreada rutina de la metrópolis.

Ahmad repite diariamente el ritual de recoger el carrito de dónde se encuentra guardado, muy temprano a la mañana, cuando aún el sol no se ha mostrado, y arrastrarlo por la calle entre los autos y los medios de transporte. Son varias las calles que debe atravesar hasta su destino, y a lo largo de ellas se lo ve tirar como una bestia tira de su arado, el animal delante de la máquina que es tratada como el bien más preciado. Porque es ese carro la fuente de ingresos más importante, aunque no la única, ya que a la tarde, cuando termina su labor gastronómica, se dedica a vender de modo callejero películas pornográficas entre los pares que encuentra por el camino: otros vendedores, changarines, choferes, mozos, etc.

Después sabremos que Ahmad tiene un hijo que apenas conoce, que todo su esfuerzo esta puesto en poder tener un lugar decente dónde llevarlo a vivir con él. La lucha diaria no es fácil para él, pero en ningún momento se lo ve perder la dignidad ni sumido en el fracaso.

Un encuentro con una mujer española dará pié a una relación difusa y a la vez extraña. Noemi, (protagonizada por la catalana Leticia Dolera), se entrecruza en el circuito diario de Ahmad al reemplazar a un vendedor de diarios y tabaco que él mismo frecuentaba. La relación crece con tibios encuentros diarios, brevísimos instantes en los que apenas pueden entrecruzarse palabras. La irrupción en escena de un coterráneo de Ahmad, más exitoso según los parámetros dominantes, transformará en todo el panorama. En poco tiempo, Ahmad y Noemí se encontrarán en medio de fiestas y actividades, y allí aparecerán las características propias de cada raza.

Sucederán algunas cosas más a lo largo del film, que no quiero contarlas, no para evitar revelar secretos que modifiquen sustancialmente la dirección de la obra, sino para no estropear el particular deleite que al menos yo sentí al verla. Ý es que la mayor parte de la película se parece mucho a la vida de todos los días, en los cuales no hay grandes sorpresas o se desencadenan hechos que nos cambian para siempre. Pero indefectiblemente, todos los días nos suceden cosas que, aún de forma imperceptible, nos van torneando, a veces suave y otras fuertemente.

Recién pasado el día del trabajo, me encantó recordar esta jornada viendo esta película.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0464105/

jueves, 23 de abril de 2009

Un hombre sin pasado



Filmada en 2002, esta película del finlandés Aki Kaurismäki muestra un país que no parece fácil de abordar a simple vista. Ya mencionado anteriormente en otro tópico de este medio, el espectador más desprevenido o tal vez menos informado, puede formarse una imagen particularmente gélida del país nórdico. Quizás más allá de la que sugiere su clima en particular, la Finlandia de Kaurismäki es poco menos que desaprensiva, indiferente, y básicamente insensible.

El protagonista de la historia casi no es mencionado por su nombre en toda la película. Sólo una letra, M, lo identifica en algún pasaje. Y es que no sólo perderá su nombre, sino mucho más que eso: al poco de llegar a la ciudad, y tras quedarse dormido en un banco de una plaza, es abordado por una patota de delincuentes que, no contentos con robarle todas sus pertenencias, lo muelen a palos. Y si es que existen, (al menos el director no los muestra), no son los medios de comunicación preocupados por la inseguridad quienes se ocupan de él al día siguiente, sino la salud pública. Vendado como una momia, en la cama de una sala que apenas muestra lo necesario en cuanto a instrumental y hotelería, un médico y su asistente certifican el deceso del desgraciado, casi como una salida preferible a lo que sería una vida postrada y reducida.

M (Markku Peltola) no se muere, o resucita, como quieran. Se recompone y vuelve a la vida, sólo que sin siquiera una imagen en su memoria. Y allí iniciará su peregrinaje por una vida sin recuerdos, sin pasado. Quienes se harán cargo de él pertenecerán al mismo grupo social que lo llevó a ese estado: los marginales, los desplazados, aquellos que ven en su desventura un reflejo de su propia vida. M no sólo esta sin recuerdos: sin pertenencias, sin casa ni dinero, será acogido por quienes tienen apenas algo para compartir de sus precarias vidas.

La irrupción del Ejército de Salvación constituye una de las escenas mejor logradas del film. Una larga cola de excluidos hace turno para recibir un plato de comida caliente, mientras la banda ejecuta canciones de fe y esperanza, ataviados con trajes impecables. En esta brigada M conoce a Irma (Kati Outinen), vieja soldado de las tropas de Kaurismäki en otras películas, con quien traba una relación que redondea la historia.





La economía de gestos y palabras, como en tantas otras realizaciones del director, es impactante. Las escenas se suceden con un brevísimo fundido a negro, como dándole aún más languidez al relato. Y tal vez halla que entender en esta forma de contar la historia una intencionalidad particular por parte del cineasta. Algo así como una oposición a tanto efecto, a tanto grito, a tanta saturación de estímulos con la que la industria del cine nos tiene habituados, y sin la que (parece) no somos capaces de sentir nada. La transmisión de una idea, o de un sentimiento en particular, se desprende de un gesto tan minúsculo como imprescindible, y la sobreabundancia de condimentos posiblemente nos haya saturado el gusto, con lo cual cada vez será necesario ponerle más picante al bocado para poder recibir algo. La apuesta de Kaurismäki es la inversa: empezar a quitar para volver a percibir.

El mensaje es altamente simbólico a lo largo de la película. Todas las fuerzas se agrupan en aquel margen de la idealizada ciudad europea: el guardián de la ley, la fe cristiana, los artistas. Este hombre sin pasado rearma su presente como si antes ya hubiera pertenecido a este mismo grupo, y a medida que se recupera, va tendiendo redes y lazos que lo sostienen, y que sostienen al grupo mismo, como una forma de devolver a esa sociedad los favores recibidos. Aquí nadie se plantea las atribuciones correspondientes por el sólo pago de impuestos, se trata de una comunidad surgida de la marginación y el aislamiento de una sociedad que en parte los contiene, y en parte los rechaza.

Quienes se emocionaron con Nubes pasajeras, seguramente volverán a hacerlo con Un hombre sin pasado. El mensaje esperanzador permanece, el humor negro tan sutil como los gestos, las interpretaciones medidas y justas, siguen ahí presente. Y de ese hombre sin recuerdos, sólo y abandonado, esa escoria que desborda de los modelos ideales de sociedad, será capaz de construir el nuevo hombre del futuro.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0311519/

miércoles, 25 de marzo de 2009

Caminando



Cada año, la familia se reúne para conmemorar ceremoniosamente un nuevo aniversario de la muerte de Jumpei, uno de los tres hijos del matrimonio, quien se ahogó al salvar a un niño que había caído al agua. Este año en particular, se cumplen quince años de la tragedia, y la familia se apresta a pasar un fin de semana en comunión, como una manera de mitigar el dolor, y también como una forma de encuentro, ya que los ya ancianos padres viven en una localidad un tanto alejada de los centros urbanos en donde se encuentran los hijos con sus respectivas familias.

Kyohei (el padre) y Toshiko (la madre) viven con entereza a pesar del duro golpe de perder un hijo, y sobrellevan con dignidad los achaques de la edad. Kyohei es un médico, y supo tener una clínica de cierto nombre en su ciudad, pero dos motivos importantes impiden la continuidad de su trabajo: su deteriorado estado de salud, y la no continuidad en sus hijos de la profesión. Sin embargo, en el frente de su casa aún se conserva el cartel con el nombre de la clínica, y siempre llama algún vecino enfermo al que el anciano acude a atender, a pie y con la ayuda de su bastón.

Toshiko constituye la típica madre japonesa que vive para su marido y sus hijos. Sabe que este fin de semana llegan a su casa, y está sumamente atareada preparando más y más comida. Le reclama a sus hijos que la llaman poco, que cuándo le darán más nietos, que se cuiden la salud... todas esas manifestaciones de cariño que trascienden la geografía y las culturas.

Los dos hijos del matrimonio tienen formas de vida diferentes. Chinami está casada con un vendedor de autos, tiene niños, según su madre todavía no aprendió a cocinar a pesar de haberla visto hacer el mismo plato durante años, y tiene como proyecto mudarse a la casa de sus padres, especulando con utilizar el espacio que los años van dejando libre. Su marido aparece como un adulto poco incorporado a la cultura familiar, manejándose al borde de las situaciones que se presentan.

Ryoto es el otro hijo varón, es restaurador de obras de arte y vive con Yukari, una mujer viuda, madre de un pequeño niño. Los tres viajan a la casa de los padres, y en el trayecto de ida vacilan de quedarse todo el fin de semana o pasar sólo un día con ellos. Es que Ryoto duda de la recepción que sus padres harán a Yukari y su pequeño Atsushi, como también de la comodidad que puedan sentir durante el tiempo que les toque pasar juntos.





El film mostrará el fin de semana de reunión familiar. En el transcurrir del mismo, veremos el profundo entrecruzamiento de sentimientos de cada uno de ellos, en medio de encontrados momentos de reclamo y dolor. Y es que los padres no parecen perdonar a Ryoto que no haya seguido la carrera médica, y de ese modo sentencie el fin de la profesión familiar; mucho peor aún, él siente que nunca podrá competir con el fantasma de su hermano muerto, que sobrevuela el ambiente familiar con el vuelo errática pero insistente de una mariposa.

Koreeda entiende de estos temas sensibles, y ya demostró repetidamente su enorme capacidad para infiltrarse en las fibras humanas más íntimas, dejando ver aquello en lo que nos resulta casi ineludible no sentirnos identificados, más allá de lo remoto que puedan parecer las distancias y las costumbres. Nos golpeó con la más dura realidad en Nadie sabe (Dare mo shiranai), nos dejó perplejos con Distance, y logró emocionar al más incrédulo e indiferente con la bellísima poesía de Después de la vida (Wandâfuru raifu), una verdadera obra de arte. También deja ver la particular relación que tienen los japoneses con la muerte, sus ritos, sus costumbres, las formas de comprender y asimilar el dolor, y también de entenderla como parte inseparable de la vida.

Un director que no parece regirse por patrones de mercado, sino de paleta, un artista sumamente joven, heredero de lo mejor del cine japonés de Kurosawa y Kawashima, y promesa vigente del cine oriental. A verla como sea.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1087578/

miércoles, 11 de marzo de 2009

Nieve de abril



Recuerdo que, cuando se estrenó esta película, eludí verla básicamente por su casi inocultable pinta de dramón romántico al que son particularmente afectos los realizadores coreanos, máxime teniendo en cuenta que a mi no me gustan los dramones. Finalmente me decidí darle una oportunidad y debo reconocer que mi prejuicio de aquel entonces me jugó una mala pasada. Nieve de abril es una buena película, poblada de gestos y silencios que junto con la cuidada fotografía redondea una obra interesante.

La mayor parte del film transcurre en un centro hospitalario. In-su (Bae Yong-jun) es ingeniero de iluminación y trabaja para una empresa que monta shows musicales. Seo-young (Son Ye-jin) es una simple ama de casa. Ambos son llamados de urgencia del hospital en el cual ingresaron sus respectivas parejas gravemente heridas tras haber sufrido un accidente automovilístico. Allí se conocerán, sumidos por la angustia en medio del drama que los acoge.

El conflicto que gobierna la obra se presenta rápidamente sin mayores misterios, y justamente ahí descansa su mayor logro: en el transcurrir. El clima general acompaña las encontradas sensaciones de In-su y Ye-jin al descubrir las circunstancias que enmarcaron el accidente de sus esposos. La historia es, por decirlo de alguna manera, chica, sin demasiados derivados ni complicadas ramificaciones: ya demasiado tienen ambos con lo que les toca vivir, y seguramente fue el deseo del director Hur Jin-ho mostrar ese drama sin ningún otro ingrediente que pudiera distraer la atención del espectador.





La película tiene el valor de instalar en quien la disfruta el concepto de fragilidad. Lo frágil de las relaciones, de las posesiones, y, por supuesto, de la vida misma. Genera preguntas a fuerza de provocar incómodos momentos en los protagonistas, pero que a la vez, no dejan de ser reales para la vida real de cualquiera del resto de los mortales. Maneja con sutileza los tiempos, dosifica la música sin predecir momento alguno, y hasta se permite algún que otro chiste de humor oscuro.

Sin embargo, y desde mi punto de vista, el logro mayor del film es no sentirse obligado a dar una respuesta acorde con la moral dominante de buena parte del stablishment cinematográfico. Cualquiera que consuma cine norteamericano y europeo de masas, seguramente descubrirá en Nieve de abril muchas referencias otras películas con alguna que otra similaridad en la trama, pero su inconsciente le llevará a pensar que el desenlace marchará hacia un sitio que no es el elegido por Hur Jin-ho.

No es de nevar en abril en Corea, más bien es primavera, aunque cada tanto, muy cada tanto, sucede que el clima da esas sorpresas, y las personas se deleitan con la pureza de la nieve fuera de tiempo. Así se nos plantea esta Nieve de abril, tan fuera de lo común, siendo simplemente un fenómeno con el que convivimos todos los años.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0448663/

domingo, 22 de febrero de 2009

El río congelado



Massena es una localidad al norte del estado de Nueva York, en los Estados Unidos, al borde del límite fronterizo con Canadá que establece el río St. Lawrence. Ray (Melissa Leo) vive en una modesta casa del tipo premoldeado, como muchas de las que hay en el lugar, junto con sus dos hijos, T.J (Charlie McDermott) y el pequeño Ricky (James Reilly).

Justamente la vivienda de Ray se acerca al fin de su vida útil, acosada por los duros inviernos del lugar. Y la película comienza con la nueva casa que por fin llega, en un gran camión de transporte, y en medio de la alegría de la familia. Pero el último pago de la vivienda está pendiente, ya que un atraso en el envío de dinero del ausente padre nunca se concretó, y siendo ésta una condición indispensable para la entrega, el conductor del camión se marcha, con la casa y las ilusiones sin desembalar.

Así, y más dura aún, está planteada la vida de Ray y sus dos hijos, en medio de un clima hostil, por la temperatura tanto social como la que marca el termómetro. Ray se esfuerza en todo, en arropar a sus hijos para que vayan a la escuela, en contar las últimas monedas para que tengan para el almuerzo, y en tapar cuánto agujero aparezca, reservando las lágrimas sólo para los momentos de soledad. T.J. es muchacho de quince años que cuestiona a su madre como buen adolescente, instándola a que vaya a buscar a su padre, a quien tiene como un fuerte referente y pidiéndole que le deje conseguir un trabajo que, según él, le permitirá ganar más dinero que el que ella gana.

Es duro el pronóstico para Ray, que debe obtener pronto el dinero para pagar la última cuota de la casa o perderá el depósito. Solicita trabajar en doble turno para ganar algo extra, pero no lo consigue, a la par que la relación con su hijo se tensa cada vez más. En estas circunstancias conoce a Lila (Misty Upham), una indígena que vive en la reserva mohicana establecida en el lugar. Lila está integrada como puede a la civilización dominante, alternando sus ocupaciones entre la indigencia y la ilegalidad. La relación entre ellas, que comienza de manera algo violenta se irá encajando con el tiempo, dando lugar a una sociedad a la que Ray se verá empujada por la urgencia de su situación.





Hay una belleza natural en el paisaje, y un pausado tratamiento del relato, que no diluye en absoluto su espesor dramático. El rostro al natural de Melissa Leo la muestra como es: una actriz de enorme calibre, a la altura de esta primera gran obra de Courtney Hunt, que entre tantos premios, se alzó con el gran premio del jurado del Sundance del 2008.

El río St Lawrence, congelado en el invierno, constituye una perfecta y a la vez terrible analogía de la vida de Ray. La dura capa de hielo puede permitir el tránsito de vehículos, pero las grietas siempre son una fuerte amenaza que puede resquebrajar el entorno todo y dar lugar a la tragedia. Ray sabe que soporta sobre sus espaldas el destino de sus hijos, y no puede permitirse la más mínima rajadura. A la vez, intenta mantener una armonía familiar que no puede escapar de un sistema que todo ofrece a cambio de un poco de dinero de anticipo, y luego va quitando de a uno los eslabones de la cadena que unen a la frustración y al fracaso.

Massena tiene sus propias reglas, y como buen lugar alejado de las urbes, el trato de la policía, tanto estatal como indígena para con la gente del lugar es destacable. Pero también hay leyes, que parecen inquebrantables. Una es la del mercado, que como un centinela nos recuerda cuando no cumplimos las obligaciones creadas por el sistema mismo. Otra es la ley de los principios y la dignidad de Ray, imposibles de quebrar y a la vez, capaces de soportar más peso que todo el hielo del planeta.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0978759/

martes, 17 de febrero de 2009

El lector



Del director Stephen Daldry, aquel que llevó a cabo la brillante Las horas, llega su última película, El lector, un film situado en la Alemania post segunda guerra mundial.

Michael (David Kross) es un adolescente que de vuelta del colegio, visiblemente enfermo y empapado por un aguacero, se pone a resguardo en la entrada de una casa de departamentos. En ese instante irrumpe Hanna (interpretada por mi esposa Kate Winslet) quien lo asiste, y una vez recuperado, se ofrece a acompañarlo en un tramo del camino de regreso a casa. Hanna se presenta como una mujer sumamente atenta con el chico, pero de carácter rústico y poco afable. Michael se verá rápidamente atraído por esa mujer, mucho mayor que él, a la que visitará frecuentemente dando inicio a una relación tan apasionada como difícil.

La película está planteada con un continuo ida y vuelta en el tiempo, en el que vemos a un Michael adulto (Ralph Fiennes), ya abogado, gozando de una posición económica acomodada como fruto de su educación, en duro contraste con la primitiva naturaleza de Hanna. En estos viajes a través del tiempo, también se deja ver que Michael tiene una hija, pero que no pudo llevar adelante una vida de pareja que lo satisfaga.

Algunas verdades serán develadas a lo largo del film, y significarán una bisagra tanto en la relación como en las vidas de ambos. Bruno Ganz tendrá dos papeles en el film: será el profesor que guíe a Michael en los temas del derecho, y a la vez la voz de la conciencia que intentará mantener el film equilibrado en términos de corrección política. Completa el reparto Lena Olin en una intervención corta y muy justa.





Esta película se suma a las últimas que han aparecido (La caída, La vida de los otros, Los falsificadores) en un intento de menguar la culpa de una sociedad europea que se debate entre lo correcto y lo conveniente. Un suceso terrible del holocausto es conocido a través de la publicación de un libro, y allí se disparan los resortes de una moral que siente que debe reaccionar rápidamente y de manera ejemplar. Ante un hecho, una reacción, de ser posible lo suficientemente contundente como para dejar balanceada la conciencia de la culpa colectiva versus la responsabilidad que le compete a una nación que, no viendo el huevo de la serpiente, dejó crecer al monstruo hasta que se hizo incontrolable. Y es un jóven compañero de estudios de Michael quien reacciona frente a esto, escupiendo en el rostro de una sociedad hipócrita, que las responsabilidades de todos no se limpian con la condena de pocos.

El jóven tendrá un mínimo espacio en la pantalla, tal vez como para intentar dejar sentado desde la dirección del film, que se mostró que había otros elementos para considerar. "¿Quién lo sabía?", "¿Qué sabían?" (refiriéndose al holocausto) "Todos lo sabían. Nuestros padres, nuestros profesores. ¿Cómo pudieron dejar que sucediera? ¿Porqué no se suicidaron cuando lo descubrieron?"

Kate Winslet pone el cuerpo una vez más y se pone al hombro el film, aún cuándo el guión destila la moralina más utilizada en los últimos tiempos, pero no alcanza. Ralph Fiennes compone a un hombre indeciso, débil, quizás marcado por las palabras de su compañero por el resto de su vida. O tal vez por la culpa, la misma culpa que se le chorrea a la película por los cuatro costados.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0976051/

viernes, 13 de febrero de 2009

Puntos de vista



Película que quiere hacernos creer que los terroristas son tan grosos como para armar un atentado contra el presidente de Estados Unidos (en plena cumbre contra el terrorismo, ahá), pero a la vez tan imbéciles como para terminar arruinando todo el plan porque se pelean entre ellos. Hay un intento con tratar de contar la película desde distintas miradas, que son las de los actores fundamentales, pero no alcanza. Por el resto, se cumplen las premisas más utilizadas en las películas norteamericanas (los niños y las mascotas no mueren, debe haber persecuciones callejeras con peatones ilesos), con lo cual el film puede alcanzar el estante de pochoclero en cualquier video club amigo.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0443274/

miércoles, 14 de enero de 2009

Vicky Cristina Barcelona



Vicky (Rebecca Hall) y Cristina (Scarlett Johansson) viajan a Barcelona por distintos motivos. Vicky desea ampliar sus conocimientos en la cultura catalana y Cristina decide acompañarla para cambiar de aire luego de pasar los últimos seis meses trabajando en un corto y además, como manera de refrescar el mal trago de su última desventura amorosa. Esto se sabrá rápidamente gracias a una voz en off que cuenta exactamente esto, además de describir las diferencias y similitudes de ambas: muy amigas desde la universidad, comparten gustos similares en el quehacer cultural, pero eran bien distintas en el terreno del corazón. De hecho, Vicky está comprometida, habla frecuentemente con su novio (un típico habitante de la gran ciudad norteamericana, muy adaptado a su timing) y es emocionalmente conservadora. Cristina, más aventurera, se arriesgaba en esto del romance diferente aunque recurrentemente doloroso.

Hechas las presentaciones del caso, se instalan en la casa de unos amigos, un matrimonio que se muestra como una pareja rodeada de felicidad. Al poco tiempo de llegar, comienzan las salidas culturales, las recorridas por la bella Barcelona, y algún que otro evento preparado por la pareja que incluye un galán de turno para presentarle a Cristina, mientras Vicky consume el tiempo en absorber todo el bagaje cultural catalán posible. Finalmente, en una cena se produce el encuentro con Juan Antonio (Javier Bardem), un artista reconocido que arrastra un divorcio en apariencia mediáticamente escandaloso.

Lo que sigue será una historia en la cual el galán interactúa con las amigas, observando y aprovechando las diferencias de ambas. Y es que esta es una película que se encarga de mostrar maravillosamente bien las diferencias. En algún momento el novio de Vicky viaja a Barcelona, y allí se encuentran con un amigo de él y su pareja. Los cuatro deciden compartir una cena, y allí se ven las grandes diferencias del modo de vida europeo y el norteamericano. Más allá de la distancia en el estrés con que viven las vacaciones unos y otros, se detalla la obsesión por la vida material y los conceptos de éxito y fracaso, tan comunes en la cultura norteamericana, versus una actitud más contemplativa, y en apariencia, más espiritual por parte de los europeos. Pero nada es como parece.

Las parejas del viejo continente adolecen de falta de estímulos y sensibilidad, más allá del lujo o el bello paisaje que los rodee. De alguna manera, las fachadas de estabilidad emocional caen, y como las obras de Gaudí, dejan entrever un costado oscuro y dramático. Y en una película dónde, como dije, las diferencias son la estrella, la única similitud aparente es la insatisfacción.





Scarlett Johansson demuestra que es absolutamente bella, hasta cuándo se despierta y no cuenta con una gota de maquillaje encima. Su andar cansino y vacilante la muestra como un estándar de chica natural, que a la vez esconde mil y un secretos. Rebecca Hall compone un papel preciso y detallista, el de una mujer contenida y propuesta a ser feliz más allá de los costos. Javier Bardem hace de dandy, y le sale genial. La frutilla del postre es Maria Elena (Penélope Cruz), en el papel de una impredecible ex mujer, despechada e histérica y con toda la España a cuestas.

Me ha gustado mucho esta película, a diferencia de las anteriores de Woddy Allen. Es fresca, divertida y con mucho para leer. Quien quiera resumirla como una comedia de amores de verano no estará lejos de darle en el blanco.

Para redondear, hay un detalle interesante. El de las chicas comunes que protagonizan el film. Vicky es estudiante, Cristina guionista. Viajan a Barcelona de vacaciones y a por cultura. Hay viajes, cenas, hoteles de lujo. En algún momento de la película, una de ellas va a pasar unos días a París, “porque está deprimida”. El novio de Vicky viaja a su encuentro y pasa con ella una cantidad indefinida de tiempo, y todo sigue en el mismo ritmo. Y en ningún momento de la hora y media de película se hace mención a lo único que puede movilizar todo eso: el dinero. No hay un solo detalle de costos, de pagar, de plata, como que se busca el sobreentendido que no falta, más bien que sobra, y que la arista importante de la vida en realidad pasa por otro lado. Es entonces cuando uno debe replantearse lo de “chicas comunes” y empezar a mirar con más detenimiento de dónde es que proviene el otro protagonista, el que no figura en los créditos, la insatisfacción. Y ahí me quedo pensando que nos habrán querido decir realmente, si se trataba de una historia en la que la plata no importa, o si es la verdadera culpable de todo.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0497465/