lunes, 22 de septiembre de 2008

Lejano Norte



La película presenta a dos mujeres: Saiva y Anja. Ambas viven en la tundra ártica, lejos de la civilización, comiendo lo que cazan y navegando en su canoa. Viven en precarias tiendas hechas con pieles de animales que construyen sobre el piso helado. No hay una referencia temporal precisa, aunque parece transcurrir en este siglo.

Saiva recuerda que cuando niña, el chamán le dijo a su madre que ella estaba maldita, y que lastimaría a quien se le acercara. Anja, en sus 20, tiene la mitad de la edad de Saiva y es como su hija adoptiva. Ambas viven de esa forma porque Saiva cree que allí están a salvo.

Los flashbacks que rememoran la juventud de Saiva son pocos: en uno de ellos se ve como el apuesto Ivar la lleva a su tribu y la transforma en su amante.

Posteriormente un grupo de soldados masacrará la tribu, y ella será la única sobreviviente, junto con Anja, un bebé que estaba entre los cuerpos sin vida. Ella recuperará a la niña, y hasta podrá vengar la muerte de los suyos.

Allí comienza la vida de estas dos mujeres que apenas se dirigen entre ellas por sus nombres, o como “madre” o “hija”, u otra cosa; en realidad habitan un mundo compuesto sólo por ellas dos, y la inmensa tundra como marco, un espacio tan enorme que minimaliza cualquier palabra o vínculo.

Loki, un soldado fugitivo, aparece en medio de ese desierto, y es salvado por Saiva de una muerte segura. Ella le permite quedarse con ellas hasta la llegada de la primavera. La irrupción de Loki en el cerrado universo de las dos mujeres marcará un abismo entre el antes y el después de su llegada. Las consecuencias serán trágicas y devastadoras.

Filmada en locaciones muy al norte de Noruega, esta película basada en una historia original de Sara Maitland de cinco páginas de extensión, es una muestra de realismo natural sumamente impactante. El ambiente desolador es el marco perfecto para una historia que forma parte del entorno. Se pueden pensar en mil analogías en cuanto a grandes ciudades superpobladas y modernas, que albergan a gente sola, pero la potencia visual del film de Asif Kapadia es terriblemente brutal, al punto tal que es tan válido pensar a la historia como parte de paisaje, en vez de lo contrario.

El detalle: el sonido del hielo quebrándose por la llegada de la primavera, muy sutil.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0860866/

domingo, 21 de septiembre de 2008

Caramelo de menta



Lee Chang-dong es escritor, director y novelista nacido en 1954. En el período 2003-2004 fue ministro de cultura y turismo de su país, Corea del Sur. Según sus propias palabras, durante la campaña electoral, el entonces candidato y más tarde presidente Roh Moo-hyun prometió que de ganar las elecciones, su ministro de cultura sería un personaje elegido del campo de la cultura más que un político de carrera. El hecho es que una vez en el sillón presidencial, Lee Chang-dong fue recomendado para ocupar el cargo por clamor popular.

Ya antes de llegar a filmar era un reconocido escritor y al poco de lanzar su primer novela fue convocado para escribir para el cine. Caramelo de menta es su segunda película, y al igual que su predecesora, El pez verde, constituye una crítica a la sociedad coreana.

La historia se centra en Yeong-ho, quien se suicida al comienzo de la película, y en ese momento ve pasar frente a sus ojos los últimos veinte años de su vida, y de alguna forma, los sucesos más relevantes de la historia reciente de su país. Yeong-ho pasó sucesivamente por la milicia, la policía y posteriormente los negocios. Corea del sur, retratada como democrática y capitalista, vivió en los 80 una fuerte carga ideológica orientada a su antagónica del norte, socialista y nacionalista. En realidad estuvo gobernada por regímenes autoritarios, y recién en 1987 se realizaron elecciones justas y directas. El caramelo de menta del título alude a la primera golosina que apareció en el país, y su relación con la frescura y la inocencia de la juventud.

El film está narrado en capítulos que constituyen los hitos fundamentales en la vida del protagonista, en forma cronológica inversa. No son correctas las comparaciones con Memento, de Christopher Nolan. Aquí el sentido del relato está estructurado en un orden que no puede ser otro por la densidad del drama del personaje, y no responde a ningún cliché o guiño snob por parte de su director. Nota: reconozco que a Memento le guardo algún rencor por hacerme esforzar más de la cuenta en llevar el hilo en un laberinto, y que esta situación de forma terminó por alejarme de la compresión del drama en cuestión.

Acompaña a Sol Kyung-gu como Yeong-ho, la gran Moon So-ri, que tras este film descollaría en Oasis (del mismo director) y La esposa de buen abogado.


Imdb:http://www.imdb.com/title/tt0247613

lunes, 8 de septiembre de 2008

La mujer sin cabeza



Lucrecia Martel es una de las directoras argentinas más lúcidas de la actualidad. Forma parte del conglomerado de realizadores que hace más de una década protagonizaron el proyecto llamado “nuevo cine argentino”, junto con Pablo Trapero, Adrián Caetano, Alejandro Agresti, entre otros. La mujer sin cabeza es su tercer film, y al igual que en los anteriores, muestra un trabajo de neto corte intimista, con alto contenido psicológico.

Verónica (María Onetto) es una mujer en sus cincuenta, que conduce sola su automóvil por un camino de tierra, y en un momento de distracción ante el llamado de su teléfono celular, atropella algo (o alguien), que casi le hace perder el control del vehículo. Hay una frenada, una coleada del auto, sus anteojos que vuelan por el aire y un golpe leve en la cabeza: afuera sólo hay una nube de polvo producto de evento. Verónica mira por los espejos, pero la tierra le impide ver con claridad. Después de unos instantes de vacilación finalmente decide salir del auto, sin alejarse, intenta mirar hacia atrás. Mientras tanto, la tormenta que amenazó toda el día finalmente se concreta. Verónica decide volver al auto y alejarse del lugar. Y a partir de allí ya no volverá a ser la misma mujer.

Posteriormente nos enteraremos que Verónica es dentista, su marido Marcos (César Bordón) tiene un estudio profesional, y a juzgar por su casa, sus automóviles y el numeroso personal doméstico, parece ser dueña de un buen pasar económico. Es una mujer madura y de cuidado aspecto físico, se preocupa mucho por su pelo, recibe masajes, y se la ve siempre bien vestida.

Sin embargo, este suceso en la ruta la transforma en una mujer totalmente ausente, enajenada, y fundamentalmente, para nada dueña de sí misma. Los días siguientes al accidente, le cuesta articular palabra, está carente de respuesta para el nivel de exigencia de su medio, y cuenta con una mirada vidriosa y gélida. Finalmente decide contar lo sucedido a su esposo, y juntos inician un viaje al lugar del hecho, pero una vez allí no encuentran nada que pueda confirmar cualquier hipótesis.

El film centra su virtud más en lo que está omitido y ausente que en lo dicho. Es una película de silencios, planos falsos, gestos indefinidos. Decididamente no apta para quienes le exigen al cine un momento de distracción carente de esfuerzo mental, esta película dura 87 minutos en la pantalla y largas horas en el café, tratando de destrabar todas esas microseñales que se van sucediendo.

El cine de Martel ya muestra marcas propias: la familia provinciana acomodada, la relación con la servidumbre, la cercanía con el poder, todos componentes infaltables en toda burguesía del interior de La Argentina. Hay algo de relaciones incestuosas, infidelidades, e insinuaciones homosexuales. Y están las mujeres una vez más dominando la escena, como en todas las películas de la directora, haciéndose dueñas del timón de la historia.

Onetto inquieta por su inestabilidad: las dudas la transforman en una persona tan vulnerable que logra desacomodar al espectador en la butaca. Completan el elenco Claudia Cantero como Josefina, una mujer muy moderna y segura de sí, pero incapaz de ver lo que le sucede alrededor; como Candita está Inés Efrón, una jóven actriz que para lo que va de su carrera ya carga con papeles algo atormentados, y María Vaner como la Tía Lala, una anciana senil, pero que igualmente sigue nucleando a la familia. Y desde el lecho esta actriz de gran trayectoria, fallecida a poco de estrenarse el film, parece transformarse en el complemento perfecto de Verónica: una cabeza sin cuerpo, que a la vez parece ser la única persona que interpreta lo que le pasa. “Esa no es tu voz”, le dice. “La casa está poblada de espantos, si no los mirás, se van”. Verónica se retuerce, parece salir de su letargo con cada mensaje que se le cruza. O como cuando el jardinero que trabaja en su casa encuentra algo bajo el pasto. “¿Qué es lo que hay?”, pregunta alterada Verónica. Pero todos se apuran a calmarla, a hacerle ver que todo lo que sucede no sucede, sino que parece que está allí.

Gran película es La mujer sin cabeza. Difícil encontrar en el cine argentino reciente un trabajo de igual vuelo y tanto significado.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1221141/

sábado, 6 de septiembre de 2008

El poder de la provincia Kangwon



Esta es la segunda película que el director coreano Hong Sang Soo filmó, allá en 1998. Cómo se verá en otros trabajos posteriores, tiene la particularidad de estar partida en dos partes bien diferenciadas, separadas apenas por un cuadro negro de un par de segundos.

La primera parte cuenta las historia de tres amigas que realizan un viaje de vacaciones a la provincia de Kangwon, al norte de Corea del Sur. Allí conocen a un policía, quien las asiste como guía durante su estadía en el lugar. Durante una noche, todos caen en una borrachera, y Jisook, una de las chicas, acaba durmiendo con él. Una vez finalizadas las vacaciones, Jisook volverá eventualmente a Kangwon a encontrarse con el hombre, que está casado. Ella viene de terminar una relación con otro hombre mayor que ella, también casado, llamado Sangkwon.

En la segunda parte de la película vemos la historia de Sangkwon, el antiguo amante de Jisook, quien vive en familia con su esposa y su pequeño hijo. Sangkwon está atravesando un momento de crisis con su trabajo y su vida, particularmente después del rompimiento con su joven amante.

Es cuando un amigo le ofrece irse unos días de vacaciones a Kangwon, y él acepta más como una oportunidad de cambiar de suerte. Ambos hombres aprovechan las noches de soltería para salir de copas y contactar prostitutas. Sin embargo, la imagen de su antigua aventura sobrevuela cada sitio que visita, y cada encuentro que intenta concretar, más como una maldición que como un fenómeno.

Si bien ambas historias suceden en el mismo lugar y al mismo tiempo, sus dos protagonistas no cruzarán sus caminos.

Sumamente contemplativa, tranquila y muy emocional, en esta película aparecerán marcas de fábrica del director coreano. Los detalles que componen el cuadro final casi siempre se encuentran fuera de plano, o sucediendo con naturalidad por detrás de la imágen principal. La soledad y la insatisfacción que rodea a cada personaje, se muestran como una contradicción de los sitios superpoblados que frecuentan.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0156906/

viernes, 5 de septiembre de 2008

La herida



La película La herida cuenta la historia del Dr Fleming (Jeremy Irons), un ministro de gobierno que se encuentra en la meseta de su carrera. Fleming está casado con Ingrid (Miranda Richardson) y tiene dos hijos: Sally, una adolescente que carga con sus crisis, y Martyn, un muchacho mayor que trabaja en un periódico y está a punto de presentarles a sus padres a su nueva conquista. La vida del ministro no parece tener sobresaltos: vive en una casa muy bien puesta, está ubicada en un lindo barrio y tiene una criada latina; se advierte en el trato cotidiano del matrimonio cierto efecto de planicie producido por el paso de los años. En una charla con su esposa, Fleming muestra cierta reticencia a seguir ascendiendo en la carrera política, sabe que implicaría ciertos sacrificios que no estaría dispuesto a afrontar, y así lo expresa: “Mi familia es más importante para mí que mi carrera”, le dice para luego deambular solitario por el comedor de su casa, tan iluminada y poblada de objetos de arte, como falta de vida.

En una de las tantas aburridas veladas que exige el protocolo de su trabajo, Fleming se encuentra frente a frente con Ana (Juliette Binoche), quien se presenta como la novia de su hijo. Ana es una joven de una belleza tan misteriosa como enigmática, de aspecto pulcro y distante. La conversación entre ellos no puede ser más interrumpida por las propias miradas que se brindan el uno al otro, con enormes e incómodos silencios, pero sumamente expresivos. Posteriormente, Ana será presentada oficialmente en su propia casa por Martyn, y los cruces de gestos entre ellos serán una constante.

Nacerá en muy poco tiempo una relación tan apasionada y complicada entre ellos como inexplicable, con una casi ausencia de palabras, tal vez las mínimas como para concretar los fogosos encuentros. El ministro, que puede moverse como un pez en el agua ante periodistas y cuestiones del poder, muestra una debilidad y una compulsión extrema ante esta mujer, a la par que se formalizan los preparativos de casamiento con su hijo.

Un triángulo muy interesante, con un Jeremy Irons una vez en sus tortuosos papeles, con gran habilidad para mutar entre el todopoderoso y el débil hombre que cede a sus pasiones. Juliette Binoche es dueña de una belleza sumamente europea, gélida e intocable. La mejor escena está, sin embargo, a cargo de Miranda Richardson, nominada al premio Oscar del año 93, justamente por este papel.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0104237/