miércoles, 26 de agosto de 2009

La ola




Hay mucho para ver, pero mucho más aún para leer en La ola, la película del director alemán Dennis Gansel. En el sentido estrictamente cinematográfico, la obra es de un ritmo atrapante, bien filmada, y con un guión redondo, sostenido en el libro que Todd Strasser escribió bajo el pseudoónimo de Morton Rhue, y que relata la experiencia llevada a cabo en 1967 en una escuela secundaria de California.

En dicho experimento, el profesor de historia Ron Jones intentó explicar de un modo práctico cómo fue posible que los ciudadanos alemanes no sólo no hicieron nada para evitar el ascenso del régimen nazi al poder, sino que más bien lo promovieron. Para esto, fue manipulando el pensamiento de los jóvenes, introduciendo cambios en principio formales en lo concerniente a la forma de tratarse y comportarse en clase, y posteriormente avanzó en conceptos como el de comunidad organizada y solidaridad con el par. A lo largo de una semana, y sin que (casi) nadie pudiera percibirlo, el grupo se había convertido un una especie de clan cerrado que mostraba ineludibles signos que lo acercaban lentamente al ideario nazi.

¿Cómo sucedió esto? En el film, en la escuela del profesor Wenger (Jürgen Vogel) se realiza un proyecto de ciencias políticas, en el cual cada curso debe manejarse de acuerdo a una forma política determinada. Wenger decide trabajar sobre la Anarquía, pero un profesor de otro curso se le adelanta, y entonces debe optar por otro sistema, la Autocracia. El carisma del maestro hace que muchos alumnos opten por unise a su curso.

Wenger comienza su exposición hablando de la Autocracia, preguntándole a sus alumnos por el significado de esta palabra y sus implicancias. El peso de la historia alemana hace que los jóvenes no tarden en conversar acerca del nazismo, y un breve debate entre ellos instala la pregunta: ¿podría un régimen como el de Hitler volver a instalarse en el poder en la Alemania actual?





Cómo método para encarar el proyecto de la semana, el profesor sugiere una nueva forma de organización de la clase, y siguiendo con los lineamientos de la forma de gobierno en cuestión, surge la necesidad de elegir un líder que los conduzca. Los alumnos coincidieron que el mismo profesor sería el conductor más indicado. Casi inmediatamente decretó cambios en la forma de referirse hacia él, creando un estricto protocolo de permisos para hablar y de formas de dirigirse, ante lo cual, se comenzaron a mostrar los primeros descontentos en el grupo. La crítica no logró sostenerse: Wenger les recordó rápidamente que acababa de ser electo por amplia mayoría y que poseía potestad para tomar las decisiones que creía convenientes.

Con este simple ejemplo se reseña cómo seguirá el resto: La ola es el nombre que ellos mismos se sugieren como grupo, y justamente como una ola los hechos se sucederán de forma que todo pensamiento y reflexión quedará tapado por una vorágine de signos. Ya tienen el nombre, necesitan una vestimenta que los identifique, un logo, un saludo... la idea inicial era formar una comunidad igualitaria y sin altibajos, en dónde el más hábil en una disciplina ayudaba a otro. Para quienes permanecen por fuera del conjunto, el costo de no pertenecer significa poco menos que el aislamiento, y se comienza a ejercer una fuerte presión sobre los jóvenes de la escuela, intentando que formen parte de su mundo y sus consignas, y a la vez, se rechaza y se hace ver a quienes están afuera de lo que ello significa.

Es claramente notable que los adolescentes que conforman el grupo pertenecen a clases burguesas, con (al menos) todas las necesidades básicas satisfechas. Sin embargo, como en todo joven en esa etapa de la vida, prima más la necesidad de pertenecer e identificarse con un grupo que el peso real de una ideología determinada. Sus mayores esfuerzos se centran en cuestiones puramente estéticas: el vestuario, la página de internet, el nombre que los identifique, el saludo. No existe una sola discusión de fondo de hacia dónde dirigirse, tampoco una inclinación o tendencia política determinada ni a un lado ni al otro, (lo cual en un punto considero un acierto de la película, porque demuestra que a este tipo de extremos es posible llegar desde cualquier sitio del espectro político) pero a la vez da elementos claves para entender que la hoquedad de ideas y fundamento facilita la caída en lugares indeseables. También se ve como el docente, en un principio dominador de la situación, con el paso de los días va perdiendo centro y su perspectiva se aleja al punto que no puede ser capaz de vislumbrar la verdadera ola que se viene.

Una buena película para acompañar a los más jóvenes, para refrescar a los desmemoriados y hacer concientizar a los disconformes de todo.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1063669/

sábado, 22 de agosto de 2009

Una historia de amor sueca




Primer largometraje del director sueco Roy Andersson, realizado en 1970, que cuenta el mundo contemporáneo de su país visto desde los ojos de los jóvenes de aquel entonces. Más que jóvenes, en realidad, casi púberes muchos de ellos, que comienzan a transitar el camino de los primeros impulsos hormonales, en una sociedad que parece debatirse entre el desprejuicio y la insatisfacción conservadora.

Pär es un joven de 15 años, y con sus amigos salen en sus motocicletas a presumir frente a las chicas de su edad, entre las que se encuentra Annika, que tiene 14. Se conocen del barrio, se cruzan seguido en las actividades de sus padres, se miran, dialogan en secreto con sus respectivos amigos... en fin, hacen todo aquello que es patrimonio del mundo de los adolescentes. Todos jóvenes bellísimos, muy rubios, muy pulcros y sin ningún rastro de carencias económicas.

Las familias de ambos chicos muestran en cambio serias grietas en su constitución, representan un modelo de adulto burgués que todo lo tiene pero a la vez todo le falta. Hay severas carencias afectivas entre sus padres. La tía de Annika, muy cercana a ella y con quien comparten largas charlas, es una mujer que no puede rehacer su vida tras una separación conflictiva. Los padres de Annika muestran una relación distante: el hombre de la casa es la quintaesencia de la frustración, y se queja de casi todo lo que sucede en este mundo; su esposa soporta como puede con vergüenza el marido que ha elegido. La situación en la casa de Pär no es mucho más diferente.





Juntos comienzan una relación contada desde su óptica, sus conflictos y sus angustias. La película es un clásico melodrama de jovencitos, pero con el detalle que los adultos parecen ser esta vez los incomprendidos, y quienes cargan con los gestos y las acciones más incomprensibles y contradictoriamente, menos maduras. En este contexto, las situaciones que les toca vivir a los más jóvenes, parecen ser las más espontáneas e inocentes.

La delicada belleza con que Andersson registra los gestos de los chicos, la música justa y precisa que no invade la escena, y los diálogos hechos a medida de quienes deben llevarlos a cabo, hacen de esta película una bellísima muestra de sutileza y un claro ejemplo de que cuando las imágenes tienen una fuerza tan poderosa, no es necesario utilizar más maquillaje encima.

La escena final, con el desenlace de lo que fue una cena para celebrar el encuentro entre ambas familias, muestra lo que más tarde sería una marca de fábrica del cine de Roy Andersson: su especial talento para la utilización del ridículo, como hemos visto en Canciones del segundo piso y Du Levande.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0065955/

sábado, 1 de agosto de 2009

El niño pez




La última realización de Lucia Puenzo trata la historia de Lala, una jóven hija de un juez y componente de una familia de buen pasar económico de la Argentina. El personaje está encarnado por Inés Efron, lejana pariente de la mítica Paloma Efron, mas conocida como Blackie, periodista, cantante y directora de TV y teatro fallecida hace más de tres décadas. Esta promesa del cine argentino ha transitado desde sus inicios casi en su totalidad papeles difíciles, por intentar un adjetivo. En XXY (2007) hizo de hermafrodita, en El nido vacío (2008) era la hija adolescente del matrimonio protagónico, en La mujer sin cabeza (2008) era la sobrina lesbiana de Verónica, la actriz principal, y en esta obra se mete en la piel de una muchacha lesbiana y con una fuerte carga de conflicto proveniente del seno familiar.

La película abre con La Guayi (Mariana Vitalle, Emme) desunda boca abajo en una cama, con un hombre amacándose acompasamente sobre ella. Luego se viste, sale del lugar que parece ser un vagón de ferrocarril detenido en una playa de maniobras, cruza un descampado y emprende un viaje en tren. En el camino recoge un cachorro de perro que estaba abandonado en una bolsa de residuos.

Y allí comienza una historia que está contada alternadamente en dos espacios de tiempos diferentes, uno que va desde la mitad del film hacia adelante, y la otra que es el resto que completa el relato. El punto de encuentro de ambas historias es el descubrimiento por parte de La Guayi del padre de Lala yaciendo muerto sobre su escritorio. Y también comienza un relato plagado de obviedades y guiños que empalagan hasta el hartazgo. Aparece otro problema recurrente en el cine argentino: el sonido. Hay escenas completas que son casi incompresibles por problemas de audio, y es que está muy fuerte el sonido ambiente, o sencillamente no se entiende lo que dicen los protagonistas. El tono general del film es como menos grave, oscuro, elevando la carga del personaje hasta niveles importantes. Pero las referencias constantes son las que hacen que la obra sea compleja de asimilar como creíble, llegando al punto de soslayar el único punto realmente fantasioso, que es el personaje que da nombre a la película. Para muestra va el siguiente punteo:

· La Guayi es la sirvienta de la casa de Lala (mi hijo me reta cuando digo sirvienta, me aclara que se debe decir "empleada doméstica") Le dicen Guayi por que es (claro) paraguaya, y además de los quehaceres domésticos, se encarga de atender sexualmente al dueño de casa (el Juez), quien la conoce desde que llegó a la casa hace años y dice que la quiere casi como una hija.
· La Guayi en realidad quiere ser cantante (Vitale es cantante profesional, esta es su primera incursión en el cine) Dice le gustaría cantar en guaraní (porque es paraguaya), y hasta ensaya un breve pasaje a capella en una escena.
· El papá de La Guayi es Sócrates, que es paraguayo, y es interpretado por el actor Arnaldo André (que también lo es). Cuenta el film que en su juventud, Sócrates era galán de telenovelas (cómo lo fue el actor durante más de 20 años en la televisión argentina)
· Lala y La Guayi están de novias, y están juntando dinero para escaparse a Paraguay. Lo guardan en una caja de un video de "Alicia en el país de las Maravillas"
· En un tramo de la película La Guayi le muestra a Lala el ómbibus que las llevará a la frontera con el Paraguay, un micro que dice "Transportes del Paraguay"
· A pesar de que se realice con cuadros y joyas robadas, el cruce de la frontera entre ambos países es poco menos complicado que la cola del domingo en la fábrica de pastas.





Podría seguir, pero sería ensañarme. Que de haber nacido en el país guaraní, seguramente esta película me hubiera molestado bastante por los estereotipos, estirados y llevados hasta el hartazgo para contar una historia que amagó con ser fantasiosa y terminó como un policial. Si me asombró una escena que transcurre en una cárcel de mujeres, y apenas comenzada, me preparé para ver todo el catálogo propio de ese tipo de películas (duchas, peleas, violaciones, etc), pero no, ahí parece que primó cierto prejuicio por parte de la dirección y no se vio nada de eso. Que el personaje de La Guayi es de lo más sumiso, componiendo una mujer que es usada por el que se le ponga delante, y además (tal vez lo peor), aceptando este destino como un hecho inexorable en el tránsito que le tocó hacer por la vida, constituye un cuadro poco amigable y para nada reivindicatorio del papel del inmigrante en estos suelos. Y sin caer en un moralismo puritano, haciendo el máximo esfuerzo por saltear estos detalles, el film no ahonda en el único punto que podría haberlo hecho brillar, que es el elemento fantástico antes mencionado del niño-pez en una tierra como la guaraní, pletórica de leyendas fascinantes.

Si XXY era una kermese de metáforas que rondaban la complejísima sexualidad de la protagonista, El niño pez intenta acercarse a la tierra, pero termina embarrada en sus propios preconceptos.


Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1235842/