lunes, 24 de noviembre de 2008

Una guerra de película



Si bien vi Una guerra de película advertido de que se trataba de una inteligente sátira muy bien dirigida hacia la industria del cine norteamericano, no pude evitar dejar de verla al cabo de media hora de empezada. Con lo cual me considero idóneamente inhabilitado para opinar de la misma. Dicen que los críticos de cine nunca debe levantarse de la butaca aún ante la peor proyección de su vida (no es el caso de esta película, que no se malentienda), pero por suerte ni remotamente me acerco a las pestañas de un crítico, lo mío es de puro cinéfilo amateur, y hasta ahí. Simplemente sucedió que me costó sobrellevar el discurso desenfrenado del film, más allá de (reitero) saber de antemano que se trataba de una sátira, con tintes de grotesco, con lo cual, casi todo está permitido. Aún así no pude evitar el dolor de cabeza, que (dice mi médico), a veces es por la vista, y a veces es por el estómago.

Los orientales, sabios ellos, portan la cultura milenaria de sus ancestros a través de uno de sus textos más emblemáticos, el Tao Te Ching, y allí, entre otras cosas, se dice mucho acerca de la vida del ojo y la del estómago. Es que para la sutil metáfora china, el dilema oto-gástrico tiene que ver con la vida de las apariencias, lo que se ve, versus la vida del interior, la que se ingiere. De todos modos, fueron los alemanes de Bayer los que me sacaron del problema, y luego, algo repuesto, me puse a reflexionar acerca cómo debe ser la postura de un espectador, que aún advertido, no deja de sentir malestar ante lo que le toca presenciar.

Una respuesta clara puede ser, que por más alertado que se encuentre, uno puede molestarse igual, vamos. En todo caso, con la cantidad de películas norteamericanas que llevo viendo desde que de niño veía las interminables repeticiones de Los tres chiflados, pasando por los sábados de súper acción de canal 11, hasta hoy, ¿cómo es posible que justamente una película que está llena de sorna, que carga con una importante dosis de crítica hacia el sistema, que se supone reivindicadora, o al menos de denuncia, me provoque lo que no logra, Duro de matar, por ejemplo? La respuesta (una de ellas, al menos) puede ser que esta película se suponía distinta desde el mensaje, pero es idéntica desde el discurso.





Los norteamericanos son excepcionales manipuladores de conceptos, al punto que pueden hacernos creer que todo aquello que está mal, puede ser bueno depende desde dónde se lo aprecie. Recuerdo que a fines de los 80, cuando surge esa movida musical tan interesante en Seattle, y aparecen una serie de bandas que entre otros géneros, adherían al de alternativos. Y lo eran, pues intentaban dar una respuesta diferente al status imperante. Lo que se inició como una situación local, empezó a generar murmullo nacional, y allí volvió a aparecer la veta comercial una vez más. ¿Y que sucedió? La MTV comenzó a difundir música alternativa. A ver si se entiende: la cadena monstruo del mercado, el pulpo de mil brazos, le da espacio a sus críticos más acérrimos. Conclusión: fagocitosis del elemento extraño por parte huésped agredido, y de ahora en más, pasó a formar parte del mismo organismo.

Acá se me hizo similar una situación por el estilo. ¿Hasta que punto puede ser válido realizar una crítica al sistema utilizando como medio el sistema mismo, y (no sólo eso), sino utilizando además sus propias herramientas? El beneficio es doble: mientras por un lado la crítica intelectual universitaria disfruta la mordacidad de Ben Stiller y su film, sobre todo por la ponzoña que cargan los dardos hacia la industria, por el otro, McDonald's sigue vendiendo cajitas felices. El ávido espectador que es capaz de entender la crítica que porta la película, verá un film que intentará buscar respuestas por parte de quienes (supuestamente) deberían sentirse aludidos. Y el que tiene ganas de ver una comedia de tiros, la pasa bomba.

Entonces, y conociendo como es que trabaja la industria en este sentido, ¿Ustedes creen realmente que pueda haber algún ejecutivo de la industria del cine norteamericano (la destinataria de las críticas) realmente preocupado por la película en cuestión, cuando la misma película es un éxito de taquillas? Y en la respuesta de esta pregunta es en dónde la intención de la película me parece, como menos, deshonesta. No le voy a pedir a Stiller que deje de ser norteamericano, pero pudo haber elegido una forma de crítica que casualmente no se emparente tanto con un producto sumamente vendible… por el mismo mercado que critica. Si no todo se transforma en una publicidad en contra de la matanza de ballenas, bicho simpático que no molesta a nadie, y encima es atractivo turístico.

Tal vez para criticar al sistema hay que animarse a sacar un poco la cabeza a la superficie. Allí se respira mucho más cómodo.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0942385/

martes, 11 de noviembre de 2008

Viaje al centro de la tierra



Recuerdo en algún lugar de mi infancia, hace mas de 35 años, que aparecieron en casa unos pequeños libros de la colección Billiken. Estos ejemplares venían con tapas de colores que identificaban distintas series: la roja era la de aventuras y se ve que era la de más éxito entre los niños de mi edad, ya que de golpe comencé a devorarme clásicos de la literatura en formatos adecuados para jóvenes. Hasta tenían el atractivo de algunas láminas a todo color dispersas a lo largo del libro, que recuerdo era lo primero que buscaba cuando llegaba un nuevo ejemplar a mis manos. Pero sigo sin recordar como llegaron a mí esos libros, seguramente alguno de mis mayores lo hizo intentando acercarme al hábito de la lectura, tal vez mi hermana, tan gran lectora ella, o tal vez mi madre en silencio, moldeando sin estridencias en mi persona todo eso a lo que hoy me he dedicado y tanto debo. Mi padre no fue de libros, él confió en otro tipo de vehículos para la enseñanza.

Y que va, Julio Verne estaba en la cima de los preferidos, con sus 20.000 leguas de viaje submarino primero, y su Viaje al centro de la tierra después. Los leí en ese orden, y fue tal la fascinación que busqué conseguir todos los demás libros de ese autor. Mas tarde llegaron Cinco semanas en globo, De la tierra a la Luna, ¡La vuelta al mundo en 80 días!, todos ellos dueños de un poderoso magnetismo que me hacía no descansar hasta terminarlos.

El Viaje al centro de la tierra me conjuró al punto que, cuando se me dio la osadía por la escritura, me aventuré a narrar una historia (podemos confesar hoy con franqueza) que se parecía bastante a la original de Verne. Años después, cuando me acerqué a la música, apareció el Viaje al centro de la tierra de Rick Wakeman, una representación musical del libro a cargo del genial músico inglés que aún atesoro.





Y ahora aparece esta película de Eric Brevig, un señor con un respetuoso pasado como supervisor de efectos especiales de numerosos filmes. Se trata ni más ni menos que de una nueva versión, o una nueva representación del libro, ya que en realidad, en la película se menciona al libro, y por un motivo de ficción agregado a la historia original, un grupo de personas se aventura a realizar el mismo viaje que relata la obra.

El principal está a cargo de Brendan Fraser, a esta altura me animo a decir, el comediante más efectivo que ha dado Hollywood en los últimos años, sin que por ello no haya incursionado en el drama (excepcional La pasión de Darkly Noon) Sin necesidad de gestos excesivos ni gritos constantes, Fraser puede sobrellevar cualquier momento sin perder la amabilidad ni dejar de dar la permanente imagen de buen tipo. Aquí está junto a Anita Briem, una actriz nacida en Islandia, justamente dónde se desarrolla parte del film (la parte que está afuera de la tierra, claro), y Josh Hutcherson, un joven actor precoz norteamericano.

La película es muy divertida, con una dosis de efectos que no satura, y recrea en buena parte la imaginería de Verne. Hay escenas en las cuales hasta aparecen guiños a los mismos efectos especiales, que hacen que cuando uno esté a punto de dudar, o de pensar si no se habrán excedido con tal o cual toma, el mismo film nos dice: “que buen efecto este”, como cuando están cayendo hacia el mismo centro de la tierra, y pasan los segundos, siguen cayendo y ven que no llegan al fondo, y ellos mismos dicen: “¡todavía estamos cayendo!”. Genial

Más allá del efecto de los recuerdos, esta película realmente vale por lo que entrega y porque me pareció una película honesta, que no divierte por lo bajo, no inventa nada tampoco, pero redondea una aventura conocida pero muy bien recreada. Para adentrarse sin miedo.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0373051/

domingo, 2 de noviembre de 2008

Los extraños



Los extraños es una película catalogada como de terror, aunque en realidad sería más justo encuadrarla bajo el mote de paranoico post-atentados del 11 de septiembre (ya a esta altura del partido estaría bueno utilizar el identificador “post Bush”, que de paso engloba todas las acciones terroristas en general)

Una vez más, nosotros en casa tranquilos y viene alguien a atacarnos, no sabemos por qué, ellos tampoco lo saben, pero bueno, son así, no nos pueden ver felices. Kristen y James (Liv Tyler y Scott Speedman) son una pareja que en realidad no son tan felices: de hecho sobrevuela sobre ellos la idea de la ruptura, justo después de venir de la boda de un amigo. Es así que ya de madrugada vuelven a su casa, que en realidad es la casa de veraneo de los padres de James, e intentarán recomponer la situación entre ellos, pero sin éxito.

Es entonces que la pareja será acosada por extraños desde afuera de la casa: toda una alegoría.

Las escenas se suceden con un grado de previsibilidad alarmantes. Se producen insistentes golpes en la puerta, el teléfono se corta cuando la comunicación por fin se establece, el móvil se queda sin baterías, el correr de las cortinas con suavidad hasta el último instante, la imagen de la puerta como último elemento a vulnerar, todo acompañado por una música que nos indica prudentemente cuándo tememos que comenzar a asustarnos. Y allí dónde se confunde (o no) el criterio, y nos venden películas que dicen ser de terror, pero en realidad son de susto.





A la par de las escenas, las frases hacen lo suyo: “Sólo nosotros y ellos”, “Necesitamos un arma”, y se llega a un punto dónde el afuera y el adentro no son límites, ya que el terror domina por doquier.

Por parte de los agresores, un grupo de tres personas que permanecen con las caras cubiertas por máscaras, no se puede alegar locura o insanía alguna, ya que hay premeditación, cálculo, ajuste y precisión en el detalle. No se trata de cualquier loco que salió con ganas de divertirse y dio con una pareja desprevenida: esta gente sabe bien lo que hace, o al menos el director se encarga de hacer que así lo veamos, como un elemento que fortalece el carácter alegórico de la película.

La aclaración inicial de que este film está basado en hechos reales intenta reforzar el miedo, pero lo único que logra es despertar más desconfianza. El mejor anticuerpo de una sociedad facista es construir el hecho de que el terror viene de afuera, y no de adentro, cuando en realidad de dónde viene es de arriba.
Para representaciones serias, nada mejor que Funny Games de Michael Haneke: aquello no era horror, era terror propio de situación social en dónde no hacían falta las máscaras.

Imdb:http://www.imdb.com/title/tt0482606/