viernes, 8 de marzo de 2013
Feliz día mujer
En la esquina de Corrientes y Uruguay, en la Ciudad de Buenos Aires, existe desde noviembre de 2011 una estatua que recuerda a Alberto Olmedo y Javier Portales en una escena del por entonces muy popular sketch “Borges y Álvarez”, del programa No toca botón, que el rosarino tenía en la televisión, y que se emitía en la década del 80, amén de numerosas repeticiones que perduran hoy en día. La figura los muestra en una pose clásica: sentados en un sillón mientras se desarrollaba el dialogo, sólo que la estatua deja un lugar entre medio para que los transeúntes se sienten entre ellos y puedan ser retratados en fotografía.
Seguramente sería difícil que el contenido de ese programa pasara hoy desapercibido por la pantalla: el nivel de cosificación y degradación de la mujer es enorme. Es más, muchos de los que por estos mismos temas critican las producciones actuales, directamente se horrorizarían de verlo en la televisión abierta de Argentina.
Pero Olmedo murió a fines de los 80, y su entrañable rótulo de artista popular caló hondo en el sentir de mucha gente, incluso aquella que se mencionaba renglones atrás. Yo mismo puedo dar fe de ello, y a instancias de observaciones de mi compañera pude darme cuenta que en algunos casos, el tiempo no mejora las cosas, sino que las empeora.
No es la idea cargar ahora contra Olmedo. Él representó una época, en la cual cualquier señalamiento acerca del lugar de la mujer habría sido objeto de mofa. Pero hoy la realidad es muy distinta en el país, y allí es donde el humor del cómico tendría problemas. Como poco, habría provocado bastante revuelo. Similar reacción es esperable, en otro orden de cosas, si un conductor o invitado de un programa de televisión encendiera un cigarrillo en cámara, algo también muy común en ese entonces.
Olmedo tiene su lugar como artista referente de su época. El problema es querer traerlo hoy en día y hacerlo moralmente aceptable. No es extraño que se haya elegido la Ciudad de Buenos Aires para emplazar dicho monumento: el personaje enmarca el estereotipo de persona vivaracha y canchera que tan bien representa al porteño medio, y entre ellos, a su jefe de gobierno.
Feliz día de la mujer a todas aquellas mujeres que eligieron este día para sacarse una foto junto a Olmedo y Portales.
miércoles, 6 de marzo de 2013
En otro país
En otro país es un nuevo capítulo en esa gran película que es la filmografía de Hong Sang Soo de los últimos años. Fiel a su estilo único, casi a punto de convertirse en un género propio, vuelven a aparecer los frágiles personajes que como envases transparentes dejan ver hasta el último detalle de su interior.
Este formato tan suyo son esas escenas mitad guionadas y mitad improvisadas, que logra que todas sus películas tengan una cohesión enorme, lo que muestra a las claras la muñeca del director a la hora de impartir lineamientos a sus dirigidos. Una técnica que en otras manos significaría correr el riesgo de enfrentarse a un collage poco claro o a un espasmódico sucedáneo de sentires.
La cinta da vida a tres libretos imaginados por una aspirante a guionista. En ellos conviven los mismos personajes y el mismo paisaje, sólo que se alteran las historias. Todo gira alrededor de la visita de Anne (Isabelle Huppert) a Mohang, una localidad costera de Corea del Sur. Por distintos motivos, ella arribará al lugar, se comunicará con los locales en inglés, con algunos de manera más fluida que con otros. Y allí ya hay algo de la historia, pues es el lenguaje un poderoso personaje, a través del cual aparecerán las relaciones con el resto del elenco.
Como piezas mágicas, los relatos se encadenan, se ensamblan y desacoplan en bello ballet. Isabelle Huppert compone el personaje de culto de su carrera. En algunos casos podría suponerse que hace de ella misma, pues el efecto que provoca en los pobladores es de gran magnetismo, como cuando un famoso es detectado en un restaurante. Aniñada, provocativa y a veces naif, no puede moverse por el lugar sin generar sensaciones alrededor. Pero Isabelle es Huppert, y si bien brilla por si sola dentro del cualquier constelación, aquí está enmarcada por el distinto dirigir de Hong. Que continúa con los personajes que tras algunas copas y muchos cigarrillos terminan diciendo algo de más, que luego costará reparar. Que sigue con sus acercamientos de cámara para llevar nuestra atención allí donde se desea. Que sigue dejando la cámara en el que escucha y no en el que habla, como buscando que prestemos más cuidado a cómo se recibe el mensaje que al mensaje mismo. Y que sigue haciendo mostrar a sus personajes con todos sus condimentos, sin el más mínimo temor de hacerlos pasar el ridículo.
Difícil no estar agradecido, más aún no celebrar la entrega de este nuevo capítulo en las historias de directores, actores y guionistas que buscan a veces formar parte de algún selecto universo paralelo, pero que acaban teniendo los mismos problemas que el resto de la gente que pisa el planeta. Yoo Joon-sang es el guardavidas, que se esfuerza en su inglés con tal de lograr cautivar a Anne. Viejo conocido de Hong, participó en varias de sus películas, como El día que él llega, Hahaha y Like you know it all. Del mismo modo las bellas Moon So-ri y Jeong Yu-mi son habituales en el elenco del coreano.
Huppert se declara muy interesada en el cine asiático, y dice que considera sus proyectos cuando tienen el tono y el ritmo correcto. Agrega que le gustaría trabajar con Kim Ki-duk y Park Chan-woo. Hacer En otro país es en parte algo que ella ama: estar en otro país, en otro lado físicamente e intelectualmente.
Hancinema: http://www.hancinema.net/korean_movie_In_Another_Country.php
Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1989712/
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