lunes, 15 de junio de 2009

La casa del ángel





Muchos nos acercamos al cine argentino a partir del movimiento generado en los 90 llamado Nuevo Cine Argentino (NCA), con la aparición de la primera camada de directores salidos de las nuevas escuelas de cine del país, entre los que se encontraban Pablo Trapero, Martín Rejtman, Lucrecia Martel y Adrián Caetano, entre otros. Este movimiento supuso un aire fresco al anquilosado modelo de producción que dominaba las pantallas, con la incorporación de las nuevas tendencias del cine contemporáneo más en boga en Europa y Estados Unidos, pero sin renunciar al muy definido estilo íntimo y personalista de filmar de los argentinos.

Y muchos son los que creen que antes que este nuevo cine arribara, no existía nada bueno para ver en estas latitudes, tal vez porque el mote de “nuevo” cine argentino, de alguna forma tildaba al anterior de vetusto, cargado de un fuerte tufillo a naftalina, y con pocas ideas más allá de la comedia grotesca y costumbrista de baja escala. Investigando y aprendiendo un poco se descubren algunos hitos que la parafernalia mediática algunas veces no deja ver, o sólo recuerda en notas de aniversario.

Leopoldo Torre Nilsson dirigió y produjo cine por más de veinticinco años, y no sólo constituye uno de los realizadores más importantes de la escena argentina, sino que fue un verdadero vanguardista en su época, a la altura de los nombres más importantes del cine internacional. Sus películas, que en aquellos años, competían en el festival de Cannes con Antonioni, Bresson, Bergman y Fellini, marcaron a toda una generación de cineastas, y aún hoy son objeto de placentero análisis.

La casa del ángel data de 1957 y está basada en una novela de la escritora Beatriz Guido, esposa y colaboradora de Torre Nilsson en varios trabajos. Cuenta la historia de una familia argentina en las primeras décadas del siglo XX, épocas en las que el honor se mancillaba fácil y se limpiaba a tiro limpio.





Ana (Elsa Daniel) es una adolescente que vive con sus hermanas en el seno de una familia burguesa donde la marca está puesta en la fuerte represión moral y religiosa. Es de observar que la actriz tenía 21 años cuando filmó esta película, pero pasa bien el papel gracias a la candidez de su rostro y su modo aniñado, del cual hizo su estilo muy propio. El jefe del hogar, el Dr Castro (Guillermo Battaglia), es un afecto a los duelos tan de moda en ese entonces, a la vez que frecuenta, y no con mucho disimulo, burdeles y puticlubes del lugar, a modo de escapar del rígido corsé que impone su esposa (Berga Ortegosa). Ana vive con sus dos hermanas, pero con quien más comparte sus inquietudes de la edad es con su prima Vicenta (hermosísima Bárbara Mujica), quién a su vez aparece como la joven más rebelde en medio de tanto clima de represión. Los juegos, las conversaciones nocturnas, todos los actos en general son vigilados muy de cerca por su madre en busca de cualquier signo de pecado.

La casa de los Castro es frecuentada por políticos de la época, entre los que se encuentra Pablo Aguirre (Lautaro Murúa), un diputado que sigue los pasos vocacionales de su familia. A Aguirre se lo ve contradictorio, idealista y comprometido a veces, y oscuro y misterioso en otras.

Domina el film una enorme pulsión sexual, fundamentalmente en la mirada ingenua pero a la vez inquieta de Ana, que carga con la culpa y el castigo que a través de la religión le apunta su madre, pero no puede evitar el fluir de la sangre dentro suyo. La mención del Apocalipsis opaca cualquier comentario, debe bañarse con ropa, y no cualquier película en el cine o música le es permitida. Un terrible hecho la marcará para siempre, y esa será la razón del relato, que es desarrollado como un recuerdo de atrás hacia adelante.

Los conceptos de vanguardia del cine que Torre Nilsson llevaba a cabo en esos tiempos pueden verse en los encuadres de las tomas, en las escenas de escasa iluminación, en los planos cortos sumamente inquisidores, y en parte, en la adaptación de un guión que supo esquivar la censura de la época, con laterales menciones al aborto y jugadas escenas íntimas, por mencionar algunas.

Textual del director: “Cuando todo el mundo elogia una película hay que desconfiar; cuando todo el mundo crítica a una película hay que desconfiar. Las malas películas cumplen una función social: son irrevocables censos de la imbecibilidad.“

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0050231/

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