jueves, 1 de marzo de 2012

Milagro



El tren bala cruza el territorio japonés a una velocidad de 260 kilómetros por hora. A ese nivel de aceleración, los centros poblados se suceden muy rápidamente, a la vez que resultaría imposible atravesarlos de esa forma por cuestiones de seguridad. La única manera que tienen de circular, es construir rieles elevados, parecidos a las autopistas, o bien canales por debajo del nivel del suelo. De este modo se mantiene el ritmo del viaje y no se pone en riesgo a los bienes y a las personas. Es así que a pocos pasos de una ciudad japonesa, uno puede ver surcar el horizonte a un bólido endemoniado cuya sola presencia consigue acaparar toda la atención disponible.

En Kagoshima, en el sur del Japón, hay un volcán, el Sakurajima, que insiste en mantenerse activo. Los habitantes del lugar, al levantarse, tienen por rutina mirar a la distancia al volcán, y así prepararse para un día con nada, algo o mucho de ceniza por limpiar. Es una molestia cotidiana, pero que ya está incorporada al día a día de las personas, del mismo modo que en otros lugares lo es el viajar apiñado en trenes o lidiar con la posibilidad de tener el camino cerrado por la nieve. En el particular de Kagoshima, la ceniza es utilizada en el estadio de béisbol. Los habitantes de la ciudad, tienen la costumbre al entrar a un lugar de sacudirse la ropa, de manera similar a cuando uno se limpia los pies en un felpudo antes de entrar a una casa los días de lluvia. Pero para los más jóvenes, la caída de ceniza es un incordio, pues los obliga a repasar los muebles, o a barrer los pisos de las casas y las escuelas. Para los más viejos, es una expresión de vida del volcán.



En toda la zona sur del país es muy popular el pastel de Karukan, una preparación hecha con azúcar, harina de arroz y una especie de batata regional, todo cocido al vapor. El resultado es una masa uniforme y elástica, sumamente blanca. Como todo preparado típico, sus consumidores son conocedores y por lo tanto exigentes a la hora de evaluar el estándar de calidad resultante. Otro tanto sucede con el sashimi de carne de caballo. El sashimi es un preparado a base de mariscos o pescados crudos finamente cortados, algo así como el carpaccio occidental. Se sirve con salsas típicas, como la de soja o el picante wasabi. Algunas carnes rojas utilizadas, a veces son algo cocidas, como en el caso de la del pulpo; en el caso puntual de la carne de caballo, la de mejor calidad proviene justamente de la prefectura de Kagoshima.

Hirokazu Kore-eda es uno de los más sutiles directores de cine. Sus películas retratan básicamente sentires de personas, a veces individuales, otras colectivos. También se relatan momentos, pero el peso del conflicto en general descansa en lo que les sucede a los hombres y mujeres que protagonizas sus películas. Son personas que sufren hasta el punto de quitarse la vida, como en Maboroshi, puede ser un niño de doce años que debe hacerse cargo de sus tres hermanos cuando su madre los abandona, como en la excelente Nadie Sabe, o pueden mostrarse como apacibles seres que una vez fallecidos deben elegir que recuerdo llevar a la eternidad, como vimos en la emotiva Después de la vida; nos detalla el encuentro de una familia al cumplirse el aniversario de la muerte de uno de sus miembros, el paso del tiempo y la tremenda humanidad de sus protagonistas en Caminando, y hasta logró hacernos poner en la ¿piel? de una muñeca inflable concebida sólo para el placer, pero que de pronto cobra vida y sale a descubrir el mundo exterior, como en la fascinante Muñeca inflable, una adaptación de un manga de Yoshiie Gōda. Su filmografía se completa con numerosos documentales para la televisión.



En el caso de Milagro, los encargados de ponernos en cuestión son niños. Dos hermanitos de edad escolar viven en ciudades separadas a causa del divorcio de sus padres. El mayor de ellos, Koichi, vive en Kagoshima con su madre y su abuela, conviviendo con la ceniza, los pasteles y el sashimi. El menor vive en Fukuoka, más al norte que su hermano, y está a la guarda de su padre, un rocker tardío que lleva una vida algo hippie. El diálogo entre ambos padres está cortado, no así entre los hermanos que entablan conversaciones telefónicas a menudo. La línea de trenes que unirá ambas ciudades está ya terminada, y hay expectativa en los habitantes. Koichi sabe de una teoría muy difundida, que cuenta que el primer cruce de ambos trenes bala en sentido contrario y a máxima velocidad, liberará una enorme energía, algo así como una estrella fugaz, que por su poder, será capaz hacer cumplir el deseo de quien presencie ese momento. Los dos hermanos deciden iniciar un viaje y encontrarse en el punto aquel en el que ambos trenes van a cruzarse. Junto a un grupo de amigos, cada uno lleva consigo un deseo para pedir en el momento indicado. Comprenderán que los milagros pueden existir o no, pero el hecho más importante es el trayecto que uno hace hacia ellos. Ese es tal vez el mensaje más acabado del filme.



Las películas de Kore-eda son en principio amables con todos los públicos, pero pueden ser profundamente aleccionadoras para muchos otros. Se podría decir que el cine de este director nacido en Tokio en 1962 mejora a las personas. Les da una hermosa borrachera de optimismo y espiritualidad, sin caer en ningún discurso que pueda entenderse como de lágrima fácil o golpe bajo. Nos muestra que podemos ser mejores seres humanos sólo con tener deseos e ilusiones, sin utilizar consignas religiosas ni diegotorristas. Nos señala como es que allí, en la cuna del consumismo y la tecnología voraz, también existen niños llenos de ilusiones y ancianos agradecidos por los bellos últimos momentos que están viviendo.

Siga a este director; si ya lo conoce, repase su filmografía, si sólo vio alguna de sus obras que pudieron exhibirse dentro del circuito comercial, busque aquellas que son más difíciles de seducir a un empresario de cadenas de cine + pochoclo: en todas ellas hay mucho de linda magia para descubrir y buenas caricias para el desasosiego cotidiano.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1650453/

2 comentarios:

  1. En los pequeños detalles de las flores, la seguridad de un conocimiento cotidiano como la cantidad de ceniza en el aire, la amistad y la complicidad de los ancianos con los niños he vuelto a ver la belleza simple de la vida humana.

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    1. Gracias por tu comentario fannisima. En todo el cine de Kore-eda encontrarás esa simple belleza de la que hablas. Un saludo. Daniel.

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