martes, 8 de octubre de 2013

La purga




En los Estados Unidos del año 2022, hay una jornada que lleva distensión a los atribulados corazones de sus habitantes. Habiéndose logrado un record en la baja del nivel de desempleo del 1%, y con los índices de violencia por debajo del piso histórico, la población parece vivir este día con gran entusiasmo y actitud participativa. Es que la nación actual es “una nación renacida”, bendita como siempre, pero la diferencia es que ahora se menciona enfáticamente a “nuestros padres”, aquellos que en el día de hoy permitirán purgar las almas. Las consignas suenan fuerte en la radio, y se multiplican en las personas que se cruzan por la calle, con el mutuo augurio de “que tenga una noche segura”. Un día del año en especial, que llevando al grotesco algunos titulares actuales, puede ser un día cualquiera en los Estados Unidos.

La purga cuenta la historia de un futuro cercano en el país del norte, en el cual hay un día al año reservado para que los ciudadanos suelten su violencia contra el prójimo con total impunidad. Están legalizados todos los crímenes, incluso el asesinato, a partir de las 19 y por las siguientes doce horas. Sólo algunos funcionarios del gobierno a partir de cierto rango están excluidos de la oferta, y se advierte que los servicios de policía y bomberos no estarán disponibles. Se podrán utilizar todo tipo de armas hasta un determinado calibre.

Los medios están en su salsa en un día así. Desde temprano difunden vídeos registrados en jornadas de años anteriores, y pululan los especialistas que analizan los valores de esta práctica. Hay llamados de oyentes que cuentan sus planes para hoy: uno está decidido a ir por su jefe. Otros, en cambio, prefieren encerrarse en casa y seguir el curso de los acontecimientos por la TV. Claro, encerrarse en casa no es metafórico, ya que uno no sabe que puede estar tramando el vecino. La otra pata de la historia lo constituyen los sistemas de seguridad, sofisticados mecanismos de blindaje y monitoreo, que transforma la vivienda en un verdadero alcázar.



James Sandin (Ethan Hawke) vive con su esposa Mary (Lena Headey) y sus hijos Zoey (Adelaide Kane) y Charlie (Max Burkholder). Viven bien, en parte gracias a la actividad de James, que es la venta de dispositivos de seguridad para hogares. Teniendo en cuenta los índices de delito vigentes, parece haber sólo un día al año en el que la inversión tiene sentido. Está llegando a casa, falta poco para que suene la sirena y se desate el vía libre. Aún así, tiene tiempo para saludar a sus vecinos, muchos de ellos clientes suyos, que le muestran su agrado por haber contado con sus servicios.

El film acerca una reflexión interesante, que de haberse ahondado, habría sumado varios puntos a su calificación final. A partir de las declaraciones de quienes son consultados por los medios minutos antes de darse por iniciada la purga, se escuchan comentarios que vinculan esta actividad como positiva, ya que, por ejemplo, sirve para deshacerse de los pobres y los enfermos, verdaderas cargas para el estado. De allí que en pleno momento de cacería, se puede ver a un indigente negro suplicando por una casa que le dé asilo y protección, ya que se sabe a merced de la furia comunitaria. Pero por desgracia la acción del filme se centra en lo que sucede dentro de la casa, cuando lo verdaderamente interesante hubiese sido mostrar que pasaba en las calles, y quienes eran las víctimas y victimarios. Esto de la casa tomada, tan recurrente en las películas norteamericanas a partir de los sucesos de las torres gemelas, es un cliché a esta altura bastante relamido, aunque nunca pierde efecto, y tiene de algún modo el propósito de justificar tanta violencia hacia fuera, pura y exclusivamente como un método defensivo. Intenta también dar sentido a cuanta intervención se requiera de los Estados Unidos dando entidad a un enemigo monstruoso y poderosísimo: el terror.

Pero hay un giro interesante que hace valer la pena la realización. Nada que contarse, para no perder encanto al descubrirlo por si mismo, solo reflexionar acerca de que sucederá cuando ya sean erradicados todos los pobres, los enfermos, los ilegales, y todos aquellos que se suponen la causa de todos los padeceres. ¿Quién seguirá luego, cuando ya todos sean blancos, anglosajones y protestantes? ¿Se armará una nueva lista, ordenada por cantidad de yates y piscinas por familia? ¿Mandarán a erradicar a aquellos que no alcancen determinados ingresos al año? ¿A quienes se imagina uno como los nuevos dueños de la nación?



El día elegido en el calendario es el 21 de marzo. Dio curiosidad revisar efemérides estadounidenses de esa fecha. En 1963 se cierra la prisión de Alcatraz; en 1965 comienza la marcha por los derechos civiles encabezada por Martin Luther King. En 1979 se ejecuta la primera pena de muerte por inyección letal, y en 2010 fue el día en el que el presidente Obama promulgó su ley de reforma sanitaria, que extendería los beneficios de una salud universal a gran parte de la población, hasta entonces excluida de ésta.

El director es James DeMonaco, hombre que al juzgar por sus títulos anteriores, gusta de las balaceras. Ya se encaró la realización de una segunda parte, como es de esperar. Vaya comprando pochoclo, fideos o balas, según le parezca. Y por las dudas, tenga en ojo a la gente de su barrio, no sea cosa que algún gobernante se le ocurra sacar alguna enmienda novedosa que en haras de la seguridad termine poniéndonos a todos en peligro.


Imdb: http://www.imdb.com/title/tt2184339/

No hay comentarios:

Publicar un comentario