miércoles, 10 de agosto de 2011
Casa paranoia
The incite mill (algo así como El recinto incitador o Casa Paranoia) es lo último de Nakata, aquel director japonés que (re)movió o más bien disparó la movida del j-horror o kaidan-eiga en 1998 con El círculo y consolidó en 2002 con Agua turbia. Es interesante ver como el terror cinematográfico, al igual que la carne asada, tiene sus regionalismos. En EEUU el terror en el séptimo arte está personificado por el afuera. En los años de la guerra fría y tras la victoria frente a los nazis, la amenaza era representada por alienígenas desalmados y gigantescos, (en cuanto se popularizó el color, también descubrimos que eran rojos) que venían a atacar a la toda la especie humana, aunque siempre elegían el mismo sitio para aterrizar; no siempre tenían un motivo que justificase su agresión, no entendían ninguna forma de comunicación, y en algunas variantes, hasta llegaban a invadir nuestros cuerpos para cosificarnos en pos de su objetivo. A partir del 11 de septiembre del 2001, el terror puede tener o no forma de persona, y lo único que busca es vulnerar nuestro hogar, a veces sin importar el porque, sino simplemente, para a través del miedo, hacernos sentir su poder. No deje el lector pasar por alto que en estos tiempos de pérdida de identidad republicana venga justo a aparecer el Capitán América, un héroe de historieta que en su versión original, a diferencia de la nueva, no llevaba pistola.
Los franceses y alemanes son más amigos del gore, gustan mostrar como el hacha se clava entre las cejas y la sangre brota como cuando uno achica la punta de la manguera. Y los japoneses sienten que el terror es algo proveniente del interior, y que se manifiesta ya sea poseyendo nuestros cuerpos y/o almas, o bien modificando nuestro comportamiento a fuerza de presionar psicológicamente. También de esta parte del globo son populares las historias de aparecidos o fantasmas, de aquellos que no tuvieron una muerte digna o justa, como una forma de venganza de ultratumba.
Hideo Nakata ha compuesto con maestría la saga del El círculo, que al igual que Agua turbia, fue llevada con hidalguía al cine de Hollywood, adaptando algunos conceptos que si bien edulcoran la claustrofobia del original, hacen del producto final un todo respetable. Sin embargo, este trabajo que arrancó ni bien terminó de filmar Chatroom, su segundo rodaje en inglés, no lo deja demasiado bien parado. Siendo hora ya de buscarle una vuelta de tuerca en oriente al tema del horror, no parece ser un buen camino el escogido por Nakata, más con tanto Hostel y Saw dando vueltas por ahí.
Diez personas son seducidas con una oferta millonaria para pasar una semana encerradas en una casa al estilo Gran Hermano. Al poco tiempo de entrar al lugar, descubren que se trata de un juego mortal entre ellos, fogoneado por la paranoia y la codicia. Ya está, con ustedes, el resúmen más rápido de la historia de Bretel.
Y si, porque desde Agatha Christie hasta los tiempos que corren, parece que lo novedoso en este tipo de filmes pasará más por la forma de morir más que por saber quien es el asesino. Una lástima, cuando ví Nakata no dudé al click, y la verdad, no valió la pena.
Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1586753/
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