lunes, 8 de septiembre de 2008
La mujer sin cabeza
Lucrecia Martel es una de las directoras argentinas más lúcidas de la actualidad. Forma parte del conglomerado de realizadores que hace más de una década protagonizaron el proyecto llamado “nuevo cine argentino”, junto con Pablo Trapero, Adrián Caetano, Alejandro Agresti, entre otros. La mujer sin cabeza es su tercer film, y al igual que en los anteriores, muestra un trabajo de neto corte intimista, con alto contenido psicológico.
Verónica (María Onetto) es una mujer en sus cincuenta, que conduce sola su automóvil por un camino de tierra, y en un momento de distracción ante el llamado de su teléfono celular, atropella algo (o alguien), que casi le hace perder el control del vehículo. Hay una frenada, una coleada del auto, sus anteojos que vuelan por el aire y un golpe leve en la cabeza: afuera sólo hay una nube de polvo producto de evento. Verónica mira por los espejos, pero la tierra le impide ver con claridad. Después de unos instantes de vacilación finalmente decide salir del auto, sin alejarse, intenta mirar hacia atrás. Mientras tanto, la tormenta que amenazó toda el día finalmente se concreta. Verónica decide volver al auto y alejarse del lugar. Y a partir de allí ya no volverá a ser la misma mujer.
Posteriormente nos enteraremos que Verónica es dentista, su marido Marcos (César Bordón) tiene un estudio profesional, y a juzgar por su casa, sus automóviles y el numeroso personal doméstico, parece ser dueña de un buen pasar económico. Es una mujer madura y de cuidado aspecto físico, se preocupa mucho por su pelo, recibe masajes, y se la ve siempre bien vestida.
Sin embargo, este suceso en la ruta la transforma en una mujer totalmente ausente, enajenada, y fundamentalmente, para nada dueña de sí misma. Los días siguientes al accidente, le cuesta articular palabra, está carente de respuesta para el nivel de exigencia de su medio, y cuenta con una mirada vidriosa y gélida. Finalmente decide contar lo sucedido a su esposo, y juntos inician un viaje al lugar del hecho, pero una vez allí no encuentran nada que pueda confirmar cualquier hipótesis.
El film centra su virtud más en lo que está omitido y ausente que en lo dicho. Es una película de silencios, planos falsos, gestos indefinidos. Decididamente no apta para quienes le exigen al cine un momento de distracción carente de esfuerzo mental, esta película dura 87 minutos en la pantalla y largas horas en el café, tratando de destrabar todas esas microseñales que se van sucediendo.
El cine de Martel ya muestra marcas propias: la familia provinciana acomodada, la relación con la servidumbre, la cercanía con el poder, todos componentes infaltables en toda burguesía del interior de La Argentina. Hay algo de relaciones incestuosas, infidelidades, e insinuaciones homosexuales. Y están las mujeres una vez más dominando la escena, como en todas las películas de la directora, haciéndose dueñas del timón de la historia.
Onetto inquieta por su inestabilidad: las dudas la transforman en una persona tan vulnerable que logra desacomodar al espectador en la butaca. Completan el elenco Claudia Cantero como Josefina, una mujer muy moderna y segura de sí, pero incapaz de ver lo que le sucede alrededor; como Candita está Inés Efrón, una jóven actriz que para lo que va de su carrera ya carga con papeles algo atormentados, y María Vaner como la Tía Lala, una anciana senil, pero que igualmente sigue nucleando a la familia. Y desde el lecho esta actriz de gran trayectoria, fallecida a poco de estrenarse el film, parece transformarse en el complemento perfecto de Verónica: una cabeza sin cuerpo, que a la vez parece ser la única persona que interpreta lo que le pasa. “Esa no es tu voz”, le dice. “La casa está poblada de espantos, si no los mirás, se van”. Verónica se retuerce, parece salir de su letargo con cada mensaje que se le cruza. O como cuando el jardinero que trabaja en su casa encuentra algo bajo el pasto. “¿Qué es lo que hay?”, pregunta alterada Verónica. Pero todos se apuran a calmarla, a hacerle ver que todo lo que sucede no sucede, sino que parece que está allí.
Gran película es La mujer sin cabeza. Difícil encontrar en el cine argentino reciente un trabajo de igual vuelo y tanto significado.
Imdb: http://www.imdb.com/title/tt1221141/
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