domingo, 4 de abril de 2010
La carretera
La carretera es la nueva película de John Hillcoat, un director australiano que cuenta con cinco trabajos en su haber, entre los cuales se encuentran The Proposition (2005), To Have & to Hold (1996) y Ghosts... of the Civil Dead (1988). También realizó el corto Nick Cave and the Bad Seeds: Babe, I'm on Fire, un extenso vídeo clip del tema de la legendaria banda. El libro en el que se basó el film es de Cormac McCarthy, autor de la también llevada al cine No es país para viejos, esta vez por los hermanos Coen.
El film cuenta una historia con numerosos flashbacks que ayudan a comprender una situación que inicialmente no se aclara. Se trata de un mundo post-apocalíptico, en el cual gran parte de la vida que conocemos hoy ha desaparecido. El cielo siempre se ve gris, el clima parece destemplado y casi siempre frío, y frecuentes sismos derriban los pocos árboles secos que van quedando en pie. Escasea la comida, los humanos se mueven en grupos reducidos, y algunos de ellos están armados y a la caza del poco alimento que se pueda conseguir. En esos extremos de cuasi salvajismo, también se menciona la aparición del canibalismo como último método de subsistencia.
Viggo Mortensen es el protagonista, junto con el pequeño Kodi Smit-McPhee, quien es su hijo. En algunos de los retrocesos en la historia, se puede ver a quién fue su pareja y madre del pequeño, interpretada por Charlize Theron. Pero en el tiempo presente de la historia, sólo están el padre y su hijo, despojados de toda materialidad, y hasta de nombres propios a los cuales aferrarse, como sucede con gran parte de los actores. Juntos van recorriendo un país indefinido, transitando un camino en una tierra arrasada, con restos de civilidad por doquier. No aparecen señales de estar en lo que alguna vez fue un gran centro urbano, por el contrario el escenario es más bien el de pequeñas ciudades o pueblos. La única certeza es el rumbo: hay que ir hacia el sur, y en lo posible, hacia el mar. El padre cuenta con un ajado mapa en cual le muestra a su hijo el mar, azul en el pepel y en su recuerdo, y es para el niño una imagen asombrosa de tan azul en un paisaje casi monocromo, monopolizado por el gris de la ceniza.
Y es que este pequeño no sólo jamás vio el mar, sino que no conoce otro mundo que este que se presenta ante sus ojos. Nació apenas ocurrido el desastre, vivió encerrado con sus padres en su hogar, sin servicios elementales y básicos, creció en un ámbito en el que no existieron desde la escuela hasta la televisión, algo así como los dos extremos de la sociedad; apenas conoce un puñado de personas más allá de su propia familia. Cuando la falta de comida y las condiciones de vida hicieron imposible la subsistencia dentro de su casa, debieron hacerse al camino para intentar sobrevivir.
Road movie sin vehículos, a lo largo de su andar irán encontrando personajes que develarán el nuevo modelo de sociedad imperante. El miedo al otro, la desconfianza hacia el extraño y lo primitivo del trato, permiten ver el brusco descenso experimentado por la civilización. Sólo permanece intacto el amor del padre por su hijo, que hará lo imposible por protegerlo, cómo si fuera la última semilla capaz de dar brote a un nuevo mundo. El niño reflexiona con las pocas armas que posee, que son los ejemplos que recibe de un padre que lo cuida desesperadadamente, peleando consigo mismo por no abandonarse en la desesperanza. Y su padre no puede evitar mostrarle a su hijo enormes contradicciones entre el amor que le profesa y su comportamiento a veces tan salvaje como el de los otros.
La mejor escena del film sea tal vez la conversación que tiene el padre con un anciano que se encuentran en el camino, interpretado por Robert Duvall, grandiosamente caracterizado. Allí se dan algunas pistas de lo sucedido y se induce el rol que podría tener el niño en el futuro, si es que existe un futuro imaginable.
El final de la película, podría catalogarse como complaciente, a la altura de hacerla más asequible para el mercado de Hollywood. Pero una lectura más delicada de los últimos diálogos puede entenderse como un mensaje hacia un porvenir que tal vez no sea ni mejor ni peor, pero es el único que queda.
Viggo Mortensen se posiciona como un actor capaz de encarar papeles duros, tortuosos, siempre encerrado en complicados espacios sin salida. Aquí se sabe que no podrá hacer de superhéroe, es sólo un padre en sus últimas, y compone el papel de manera sumamente creíble. El niño Kodi Smit-McPhee actúa con la madurez de un actor con varios años en el ambiente: ha participado en numerosos trabajos en televisión y algunos en cine, y (¡Hay...!) actualmente está rodando la remake norteamericana de la excelente película sueca Déjame entrar (2008) (http://www.imdb.com/title/tt1139797/)
La música del film está compuesta por Nick Cave y Warren Ellis, compinches de banda en los Bad Sees y proyectos varios.
Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0898367/
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