lunes, 4 de octubre de 2010

Tres tiempos



En el cine de Hou Hsiao Hsien, los sentidos juegan un papel preponderante. En comparación con cualquier otro componente necesario para llevar adelante una película, lo que se le requiere a los sentidos es colosal. El buen guión, las correctas interpretaciones, la densidad de la historia, todo aquello que debe cumplimentar con un mínimo nivel de calidad (y el caso puntual de Tres tiempos sí que lo hace) queda indefectiblemente detrás de lo que se absorbe la vía sensorial.

Se trata de tres relatos que recorren distintos tiempos de la historia china, y que son interpretados por la misma pareja de actores, Chang Chen (Aliento, Eros, 2046) y la bella Shu Qi (Millennium mambo, Buscando una estrella, El transportador)

La primera de ellas se titula “Tiempo de amor”, transcurre en 1966, y relata la historia de un soldado que conoce a una mujer en una sala de billar, su correspondencia con ella mientras está en servicio, y su posterior búsqueda cuando ella se mueve de ciudad. La segunda historia se sitúa en Taiwan en 1911, durante la ocupación japonesa, y se llama “Tiempo de libertad”. Mr. Chang es un diplomático que concurre a un burdel en el cual conoce a la cortesana que interpreta Shu Qi. La sutil relación entre ambos se construirá a partir de gestos casi imperceptibles. El relato que completa el trío es “Tiempo de juventud”, y sucede en Taipei, en 2005. Allí la pareja está compuesta por Jing, que es una jóven que canta en una banda de pop y reparte su vida entre su banda de pop, su amante masculino (Zhen) y su novia lesbiana.

En las tres historias, más allá de la pareja principal de actores, hay poderosas similitudes. Las de relato las constituyen fundamentalmente la búsqueda y el desencuentro. Por cuestiones morales, civiles o simplemente sociales, hay trabas que impiden la concreción de la pareja, al menos en dos de las historias. Las cartas componen un constante elemento de conexión entre ellos (en la historia más reciente, la del 2005, se trata del correo electrónico o los mensajes de texto, algo que mal que nos pese su sintaxis recuperó de alguna forma el género epistolar). En cuanto a lo sonoro y lo visual, las bandas de sonido marcan profundamente el sentido de cada una de las historias.



Últimamente, Hou Hsiao Hsien habla más con los sonidos y los colores que con el díalogo de los actores. Las líneas de texto son sumanente mesuradas, del mismo modo que los gestos faciales y los movimientos corporales. Nada parece querer distraer el ambiente que se construye a partir del entorno sonoro y cromático. La historia que transcurre en 1911, es un formato de cine mudo, con los diálogos intercalados con carteles como se hacía hasta finales de los años 1920. Según se dice en la red, tal vez como un homenaje al cine mudo, como una protesta a la ocupación que se sufría en el momento, o por la imposibilidad que los actores aprendieran el idioma chino que se hablaba en aquella época. La única voz que se escucha de un actor es a través de las canciones que interpreta la cortesana.

En la última de las historias, la que trascurre en la convulsionada Taipei, se respira algo del clima vivido en la maravillosa Millennium mambo, del mismo Hsien, y con la misma actriz protagonista. Ese caos casi inmanejable que trasunta una ciudad inabarcable parece hacer eclosión en la jóven, y no solo se manifiesta en su salud (es epiléptica), sino en su vida cotidiana, sus relaciones, y hasta la música que compone.

Es fundamental ubucar una versión que le traduzca las canciones. Allí se encuentra gran parte del texto que los actores no dicen. Insisto, no es un decorado, o una iluminación de fantasía, es el relato. Hace poco hablábamos del cine de Hong Sang Soo: comentábamos la música bien escasa, y el diálogo abultadísimo; o la cámara, que como un microscopio que delata hasta el gesto más minúsculo, se mete en la vida y en los detalles, y muestra con crudeza la histeria urbana contemporanea. Bien, aquí es casi lo opuesto con el mismo nivel de efeto y belleza.

Es bien difícil explicar un color, un sonido, un aroma. Así de complejo es tratar de contar el cine de Hsien con palabras. Lo mejor es dejarse llevar, caer en la hipnosis propuesta, no intentar buscar explicaciones rápidas ni descenlaces contundentes. Hasta es probable que ni siquera complete su bolsa de pochoclo.

Imdb: http://www.imdb.com/title/tt0459666/

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