Parte 5: Salud y educación
Hospital público en Bergen, Noruega.
En Buenos Aires hay una importante comunidad de inmigrantes, en su mayoría, proveniente de países limítrofes. Se han insertado en la sociedad argentina, entre otros motivos, en la búsqueda de un mejor horizonte para sus vidas. Han encontrado trabajo, educación y salud, y hoy en día, junto con los nacidos en esta tierra, conforman una núcleo social indisoluble.
Sin embargo, cuando estos inmigrantes se alejan de los lugares en los que la sociedad los encuentra naturales e indispensables (obreros de la construcción, vendedores de verdura, empleadas domésticas, etc.), es común que aparezcan reacciones de ciertos sectores más o menos radicalizados del MPP que reclaman por el derecho a la tierra y sus derechos.
“Los hospitales públicos están llenos de paraguayos y bolivianos, y si vos te querés hacer atender, tenés que esperar una eternidad. Encima, ni siquiera podés ir temprano a la mañana, porque estos tipos… ¡duermen ahí!” (Cynthia Lombardo, 26 años, telefonista) Frases como estas enmarcan el muy difundido concepto que los servicios públicos son, en algunos casos, demasiados públicos, y que habría que hacer “algo” al respecto.
Habiendo requerido de una atención médica en Noruega, concurrí a la sala de guardia de un hospital público. Llené una ficha y aguardé mi turno, que llegó a la hora cincuenta minutos. La atención fue breve y correcta, al menos para el cuadro en cuestión, y el consultorio dejaba mostrar el adelanto tecnológico presente en estos países en todos los órdenes. Por aquel entónces, la guardia se encontraba mayormente ocupada en temas traumatológicos, debido a la época de esquí. Se podría decir que con la excepción del colorido mobiliario y el mantenido aspecto edilicio, el citado nosocomio no mostraba demasiadas diferencias en relación con lo que se podría encontrar en Buenos Aires, considerando aquello que debe saciar la necesidad de concurrir a un hospital. Pero hubo un detalle que marcó una diferencia sustantiva: la consulta no es gratuita si uno no cuenta con un seguro universal de salud, con lo cual tuve que pagar el equivalente a 50 euros por la atención.
La educación púbilica, en cambio, es 100% gratuita en escandinavia. Finlandia se jacta de contar con la educacion de primer y segundo ciclo más trabajada y exitosa del mundo, y con una tasa de alfabetización del 100%. La educación privada es prácticamente inexistente (sólo el 1%) y las universidades son gratuitas. Los maestros reciben su título tras seis años de estudios, y su cargo es equiparable al de funcionarios del estado, con lo cual no es necesario que un padre le recuerde que su sueldo proviene del erario público, hecho muy frecuente en los barrios emepepepianos de la metrópoli porteña, sobre todo cuando el docente le pone una nota baja al nene. Allí sucede un extraño caso de comunismo, pero al revés: el monopolio de la educación lo tiene el estado, sin embargo, la formación privada existe, y es libre, pero nadie la elige. Un hecho similar en el campo privado sólo se podría llevar a cabo con una inversión publicitaria monumental.
Presentación
Parte 1: Espacio público
Parte 2: Horarios
Parte 3: Bicicletas
Parte 4: Pueblos originarios
Conclusión
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