viernes, 18 de octubre de 2024

Desorbitados

 Los mensajeros vamos a ser siempre nosotros.


Desorbitado es algo que escapa de sus límites normales, de su órbita. Órbita es un término más ligado a la ciencia física, pero ampliamente utilizado en su acepción que define el área que abarca la actividad o influencia de alguien o algo. Siendo los físicos y astrónomos una clara minoría en la sociedad, el uso de este término fluye más en su sentido alegórico que taxativo, a menos existan muchos planetas que se hayan escapado de su órbita, anden por ahí y uno no se haya enterado.

Los Desorbitados están como fuera de su rango de alcance. Su definición indica que están en tierras ajenas a las suyas, que se han metido en otro lugar que no es el propio, que navegan en mares por fuera de la carta. Eso sí, con la misma soltura con la que se mueven por el barrio.

(Pedro Carballo - Batería) - Con Eric y con Fran nos hicimos amigos después de tocar. Eric lo vio a Fran tocar en un bar con otro grupo, y al otro día me dijo: "Encontré al bajista de la banda."

- ¿Desarmaste una banda?

(Eric Villalba -Voz) - Exactamente (risas). La banda arrancó con un mejor amigo mío y de Pedro, y fue más un proyecto de amigos que profesional. En algún momento con Pedro nos dimos cuenta que podíamos proyectar a futuro, pero nuestro amigo, que tocaba el bajo, no estaba en las mejores condiciones como para acompañarnos, no por limitantes musicales, sino por otros compromisos. Fue un momento medio incómodo: él no le podía poner a la banda la misma energía que le poníamos nosotros, así que tuvimos una charla y le pedimos que dejara la banda. Por suerte lo resolvimos bien.

- ¿Y mantienen la amistad al día de hoy?

(Pedro) - Sí, por supuesto.

- Eso tal vez habla de dos cosas: que la amistad era sólida, y que la apuesta de ustedes en el proyecto era seria.

(Pedro) - Un tiempo estuvo tocando el bajo Pedro Villalba, que es el padre de Eric.

(Eric) - Un tiempo. Un día le dije a Pedro: mi papá es mi papá, no va en este camino. Y ese mismo día fue que lo conocimos a Fran, el bajista.

- Qué presión, Fran, mirá el espacio que te toca ocupar.

(Francisco Giunta - Bajo) - Sí, hacer de papá (risas). La banda en la que estaba tocando no era la adecuada para mi perfil musical. En una fecha coincidimos las dos bandas, y yo a los chicos los había escuchado antes. Ellos hacían la música que yo quería hacer. Un jueves estaba en una improvisación y Eric me escuchó. Al finalizar, me preguntó si estaba para tocar en una banda. Más perfecto no pudo ser. Ya en el primer ensayo salió un tema.

La anécdota construye la historia de la banda, la de la química pendiente de juntarse que le dio al grupo el impulso necesario como para sacarlo de la órbita. Física y química.

Fran está estudiando música, Pedro y Eric son meticulosos autodidactas.


(Fran) - En los arreglos de las voces Eric sabe mucho porque viene de tocar folclore. También la música que escuchamos nos enseña mucho.

(Eric) - Cada uno tiene una influencia distinta. Yo vengo del folclore, pero más que nada, de entre los Beatles y los Beach Boys, todo por vía de mi viejo. Ahí hay una cuestión vocal que siempre me gustó aprender, a mi me encanta hacer coros. Terminé cantando yo la mayoría de los temas más porque fui el que me animé a hacerlo, pero la banda no tiene un cantante fijo.

Desorbitados es una banda de rock del conurbano bonaerense que hace canciones con arreglos vocales a tres voces. Encontrar alguna otra requerirá hacer varias estaciones en cualquiera de las líneas ferroviarias que cruzan la provincia.

(Fran) - Le dedicamos tiempo a eso, para nosotros la voz es un instrumento más. Para hablar de rock, hay que reconocer que hay una crisis en la identidad del género, hay otros que están predominando, y hay que renovarlo un poco, fortalecerlo. Está un poco contra las cuerdas. La fusión es la clave.

- ¿Qué pasa en general con el rock y las voces? ¿Es más importante la actitud arriba del escenario, cómo vestirse, la onda que se le pone, que cualquier otra cosa?

(Fran) - Hoy la atención va por otro lado, no sólo por la actitud. Si hacés algo muy básico, la gente se lo olvida. Por eso es tan importante el hecho de trabajar las voces. Pero hoy hay que captar la atención mucho más rápido.

(Eric) - Hoy compartimos escenario con Julieta Sosa, alguien que vio justamente eso, la importancia que nosotros le damos a las voces. En general en las bandas de rock, se pone mucha energía en tocar, y se deja la voz para el final. Era algo que nosotros lo veníamos trabajando con Pedro desde antes de la llegada de Fran. Y hoy todos coincidimos en que es un aspecto fundamental de la banda.

(Pedro) - En nuestro caso define un estilo. Nos gusta dedicarle tiempo. Somos tres, y los tres cantamos. A nosotros nos cierra.

En el trío son fanáticos de Spinetta, e incluyen en sus recitales algunas de sus canciones, pero a diferencia de otros grupos que en algún tributo se esfuerzan en rescatar y replicar hasta el más mínimo detalle, ellos han osado versionar piezas tales como Cantata de Puentes Amarillos (Artaud - 1973), que con sus más de nueve minutos, incluye tres movimientos y un sinfín de imágenes imposibles de comentar en una sola nota.

(Fran) - Es una versión, y es un tema nuestro.

(Eric) - No vamos por un lugar de marcar un estilo, vamos por este camino en este primer cd, y el segundo va por otro camino, y así vamos, inadaptándonos.

(Pedro) - Buscamos conectar nuestras diferencias. Si terminan cerrando, pasan estas cosas, lo de juntar nuestros mundos en algo.

(Eric) - Nos pasa con las vivencias. Si yo me siento mal, o mal por el otro, lo hablamos entre los tres, y ese mal por el otro lo solucionamos entre los tres. Y por suerte eso se traslada a una canción, por eso hicimos Historia de un Hombre, que la hicimos entre los tres. Somos viajantes de otro planeta.


- Es como una gran terapia de grupo.

- Exactamente.

- ¿Qué otra influencia tienen, además de Spinetta?

- Yo soy amante de Los Beatles, pero a Fran no le gustan.  En realidad no es que no le gustan, es un amor mal formado. Como que le gustan, pero a la vez no le gustan.

- Vos no te bancás que no le gusten Los Beatles…

- De eso se trata la malformación del amor. A Pedro le gustaba el metal, y a mí no me gustaba, pero era un amor mal formado, y yo lo seguía aceptando. Así nos fuimos formando los tres, por eso digo que somos tres inadaptados.

(Pedro) - Yo venía tocando un estilo de metal muy derecho, muy rápido. Con Eric empecé a escuchar otras cosas que me interesaron. Tenemos gustos musicales similares y a la vez muy distintos.

(Fran) - Otras de mis influencias es Pink Floyd. En general mi relación con la música atravesó dos etapas: una fue lo que escuché de mis viejos, y la otra, cuando empecé a estudiar, porque me metí en música clásica, contemporánea, popular, y ahí se abrió mucho el abanico. Lo bueno es no tomar decisiones extremistas, no hay géneros feos, tomar cosas de cada uno. Toda esa información trato de transpolarla siempre a lo que vamos haciendo en la banda. Porque también sucede que, hay un punto en el que, si uno es músico de verdad, ya no le basta con escuchar música, necesita hacerla, transmitir algo. Es una decisión fuerte en la vida de todo músico, la de querer hacer su propia música.

- Pienso en intérpretes, si bien componer es interesante, también, el que interpreta, de alguna manera compone.

- Son maneras de abordar la música. Un ejemplo puede ser Pedro Aznar, que interpreta canciones buenísimas de manera genial.

- ¿Y qué te parece que perdura más de Pedro Aznar, el intérprete o el autor?

- Creo que el intérprete.

- Y estudió un montón, ¿no?

Existe un debate no del todo planteado en el ambiente de la música, casi tan antiguo como la corchea misma: si el músico se constituye como tal a partir de una epifanía compositiva, o lo es a partir de la interpretación de piezas de otro. Los neófitos o iniciados en el arte también suelen preguntar: “¿Se enseña a componer, o hay que esperar la luz divina?” Del valor de los compositores nadie lo duda, pero a la hora de evaluar al intérprete, suele percibirse la tendencia a bajar la vara, como si los cantantes de ópera, músicos clásicos, cantoras ancestrales, músicos populares e incluso los directores de orquesta fueran sujetos con capacidades algo menores que aquel logró componer un tema. Y todavía quedan afuera los letristas.

- ¿Con las letras cómo hacen?

(Pedro) - Las hacemos entre los tres. Y está bueno, porque cerramos una idea trayendo cosas diferentes cada uno.

(Fran) - También está bueno porque tenemos una química musical diferente. Eso nos obliga a laburar las cosas hasta que salen.

(Eric) - Además, al tocar Pedro y yo instrumentos de cuerda, muchas veces nos pasamos partes del otro, eso también nos une.

(Pedro) - Fran suele traerme bases para batería, y él no es batero. Eso también pasa.

Por suerte la música es trabajo, pero también es magia, y la prepotencia de trabajo puede garantizar resultados más vinculados a la parte muscular de la música que a lo creativo. Componer la Cantata de Puentes Amarillos puede a uno no salirle por más que lo intente durante años varias horas por día.

(Fran) - Hace poquito tocamos en el show Primavera Cero en El Galpón, y hubo vientos y cuerdas, y los vientos los hizo Pedro. Somos tres compositores.

- Las letras que componen, ¿son vivencias propias, o cosas que escuchan por ahí?

(Fran) - Las dos cosas. Son temas personales más la idea de lo que nos gustaría que pase. Historia de un Hombre habla de un mundo para nosotros ideal, no existe. La letra, habla de un hombre que vive en otro mundo, y viene a La Tierra a contarlo. Y dice: "En mi planeta no hay armas, las aves sólo le cantan a la Luna y los mares no son para navegar".

(Eric) - Entendemos que cada uno de nosotros somos una gota de amor en ese mar.

- ¿Les parece que con el amor alcanza? Pienso en quienes la pasan mal, quienes no tienen trabajo o pasan necesidades. ¿Cómo se paran frente a eso?

- Sí somos conscientes de la realidad, más allá de que tocamos temas más abstractos. Justo en relación a eso estamos pensando en hacer alguna fecha con algún fin solidario.

Y si no lo hicieran, ¿habría algún problema? En épocas donde el desapego y el individualismo marcan la tendencia, se le exige tal vez a los artistas que hagan el trabajo sucio de llenar esos huecos que dejan las instituciones que brillan por su ausencia bajo el pretexto de dar oportunidades para que cada uno emerja en base a su propio mérito. Desorbitados se permite retratar la belleza, y la belleza permanece, y eso no es poca cosa.

- El cine parece ser un lugar desde el cual reciben inspiración para sus trabajos.

(Fran) - Hay temas nuevos que salen de Un mundo feliz, de Huxley. Y a nosotros nos gusta expresarnos en términos más elípticos.

(Eric) - Hace poco Fran me hizo ver Evangelion.

(Fran) - Tiene una simbología religiosa y musicales impresionantes. Suena mucho Bach, porque él decía que toda la música se la tiraba Dios. También está Schönberg, la cábala judía, mucho simbolismo.

La historia de Evangelion gira en torno a un momento en el que la tierra es atacada por unos seres de origen desconocido, llamados Ángeles. Si bien no se conoce de dónde vienen estas criaturas, algo se sospecha. El hombre de esta sociedad ha alcanzado un grado tan elevado de perfeccionamiento, que ya casi se parece a Dios. El nombre de las criaturas no es casual: se sabe que a Dios no les gustan las imitaciones.

(Eric) - Creo que los Ángeles somos nosotros, vos sos un mensaje para mí. Y ahí me cae la ficha: no puedo ver más Evangelion, es mucha información para mí. Los mensajeros vamos a ser siempre nosotros. Si el otro nos puede dejar un mensaje aún mayor, mejor. Por eso somos desorbitados: estamos tan desconcertados que el mundo nos viene a decir quiénes somos.


Hurlingham, 16 de octubre de 2019

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